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No se esperaban, ni se esperan, demasiadas sorpresas arqueológicas en el PAU que Cotolma está desarrollando en la avenida de América. En su día, el arqueólogo Arturo Ruiz Taboada ya investigó toda la zona. Lo cual no quiere decir que no puedan surgir nuevas cuestiones puntuales. Esto ha ocurrido durante el seguimiento arqueológico de la obra de creación del nuevo vial que está realizando para el Ayuntamiento la empresa ‘Global Arqueología’.
Justo al lado del colegio Santa Teresa, adyacente a la avenida Carlos III, acaban de aparecer los restos de nuevos muros enterrados durante siglos. En el espacio que se está excavando para la creación del nuevo vial se pueden ver claramente varios lienzos haciendo esquina. Además, a su lado, parece distinguirse una zona echadiza, con tejas y cerámica rota.
Los profesionales de ‘Global Arqueología’ terminaban ayer las labores de limpieza para proceder al estudio y datación de los muros. A falta de la conclusión de los mismos, se puede apuntar que el nuevo vial se encuentra muy cerca de Vega Baja y del Circo Romano, lo que podría dar una pista del origen de los muros encontrados. Además, hay que tener en cuenta que, justo al lado, se encuentra el colegio Santa Teresa, en cuyas obras en su día Juan Manuel Rojas encontró diversos restos, todos ellos de origen visigodo.
Estudiar, proteger y conservar. Los trabajos de control arqueológico, tanto de la empresa que está realizando en el PAU, como del Ayuntamiento en las obras del vial, se están remitiendo en todo momento a la Viceconsejería de Cultura, que es la responsable en este ámbito y quien pone las condiciones. Así lo destacaba ayer el concejal de Urbanismo, Teo García, para quien estas actuaciones suponen el control arqueológico habitual.
No es el primer hallazgo en la zona. De hecho, bajo el colegio adyacente también hay muros enterrados. El Ayuntamiento y Cultura están, por lo tanto, a la espera de que se estudie y valore, para ver el procedimiento a seguir. En cualquier caso, si no surge ninguna sorpresa mayúscula, la idea es proteger correctamente los muros descubiertos bajo una tela asfáltica y arena, y continuar con la construcción del vial proyectado sin mayores dificultades.
Hay que tener en cuenta que si los restos se encuentran a una profundidad de cincuenta centímetros, como así parece, se podrá concluir la obra sin problemas. De no ser así, se habría tenido que valorar desmontar alguna parte.
Lo que en otras ocasiones ha hecho el Ayuntamiento es marcar sobre el acabado de la calle una traza de los restos que hay debajo. Quizás en este caso también se podría hacer.