«Vega Baja está llamada a convertirse en una zona de paseo, de recreo y de respeto al medio ambiente». Casi quince años después de la paralización de la construcción de 1.000 viviendas de protección oficial en un yacimiento arqueológico que aún esconde los restos de la capital visigoda, la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, cree que este objetivo será, por fin, realidad.
«Por primera vez y después de muchos años nos hemos puesto de acuerdo el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Toledo y la Junta de Comunidades para que esta zona emblemática de la ciudad, con tanto valor patrimonial e histórico y, también medioambiental, tenga su protagonismo en Toledo», aseguró Tolón que ayer participó en una actividad educativa y medioambiental puesta en marcha por los alumnos de Infantil u los profesores del Colegio Fábrica de Armas con la que se pretende poner en valor la Senda de las Moreras de Vega Baja.
Una senda que podría tener continuidad, puesto que no se llegó a ejecutar ni el tramo que discurre por la calle Armeros ni el que a través de la calle Lima y el campus universitario estaba previsto que desembocara en la isla del Tajo. «Habrá que esperar a que las tres administraciones firmemos el convenio de Vega Baja para ir tomando decisiones», explicó la alcaldesa de Toledo. En la misma situación se encuentra por ejemplo, la segunda fase del adecentamiento del parking disuasorio de Santa Teresa, una actuación que ya cuenta con el visto bueno de la Consejería de Educación y Cultura, pero que no comenzará hasta que se abra este período de colaboración institucional en esta zona de alto valor patrimonial.
El ámbito de actuación del convenio incluye tres de cuatro los Bienes de Interés Cultural que hay en la zona: parque arqueológico Vega Baja, Circo Romano y Cristo de la Vega, que pasarán a denominarse Sitio Natural e Histórico de la Vega Baja.
La intención de las tres administraciones, que actuarán de forma ‘colegiada’ sobre el terreno y con un único punto de vista técnico, urbanístico y patrimonial, es no sólo aportar presupuesto propio a la financiación de las labores de conservación de los restos como de los valores paisajísticos de la zona, sino también poder optar a fondos europeos con los que poder intervenir de forma más intensiva para superar un abandono que ya se prolonga por espacio de quince años. Para evitar que cada administración actúe por su cuenta, como ha venido pasando en la última década, las tres instituciones planean definir un nuevo ente con personalidad jurídica propia y de nueva creación en el que las tres estén representadas. Asimismo, el órgano tripartito que se cree podrá ser asesorado por instituciones o particulares que tengan interés en el desarrollo patrimonial de esta zona.
El convenio tendrá también ‘efectos colaterales’ positivos. Dos son los más evidentes. En primer lugar, el consenso interadministrativo facilitará la redacción y aprobación del Plan Especial de Vega Baja, cuyo análisis preliminar ha sido ya presentado por Joan Busquets+BAU Arquitectura.
El segundo, y tal vez el más enquistado por el paso del tiempo, es que el acuerdo para actuar de forma conjunta sobre el Vega Baja y su perímetro de BIC es el desbloqueo de la ficha urbanística de Vega Baja en el nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM) de Toledo. Tras la paralización del proyecto de construcción de 1.300 viviendas, los derechos urbanísticos siguen manos de la Junta de Comunidades, que tuvo que indemnizar a las empresas adjudicatarias de las diferentes parcelas.
El acuerdo a tres bandas vendrá a solucionar un problema enquistado desde que el 26 de julio de 2006, el presidente regional, José María Barreda, paralizaba la urbanización de los terrenos, pero que lleva dando quebraderos de cabeza a las administraciones desde diciembre de 1999, fecha en el que el Ayuntamiento de Toledo aprobó la compra del terreno al Ministerio de Defensa.