Con la convicción de que «haciendo barrio se hace ciudad», Jule está comenzando a hacer realidad una idea -remota en el tiempo y auspiciada entonces por el ya desaparecido Grupo Tolmo- que, parece, ha encontrado adecuado asiento en un entorno privilegiado del Casco y gracias a la acción de una asociación vecinal empeñada en ‘reconvertir’ su paraje en torno a las muchas posibilidades ofertadas por un Museo de Escultura al Aire Libre. No en vano, este creador inquieto lleva dos años dando vueltas a un proyecto -apoyado por la actual directiva de la asociación- que ha logrado la bendición del equipo de Gobierno local y que, por ello, inicia un camino en el que no contempla final.
Y no lo percibe porque las bases ya disponibles suponen el pistoletazo de salida para comenzar a dar forma, obra y vida a un recorrido escultórico que, en una primera fases de implantación, se limita en torno a doce piezas -podrán ser más si se sustentan en altura- ubicadas desde la Casa del Diamantista hasta el segundo molino. Trazado que puede ampliarse al Paseo de las Carreras de San Sebastián hasta bajar a Barco Pasaje y que, si la CHT diera su consentimiento, pudiera complementarse con la creación de un jardín el otro lado del paseo.
A modo de ‘primera piedra’ y hasta que comiencen a ser seleccionadas las esculturas que ocuparán tan distinguido espacio, Jule avanzó que cuenta con la cesión de una pieza de Cruz Marcos, de Maroto, y de él mismo. Asunto que aclaró «porque yo no soy escultor» al señalar que se trata de una viga de madera -tratada y en un pedestal- que encontró hace más de 20 años en la última crecida del Tajo. En este punto, adelantó que está a la espera de que la hija de Manolo Fuentes se piense la posibilidad de que done una obra de quien «disfrutaba mucho paseando por estas riberas con quien ahora os lo cuenta».
Y puesto que son muchas las opciones de intervención, el artífice del proyecto apreció la importancia de hacer partícipes «a los pequeños de los colegios» porque «además de embellecer el barrio y la ciudad», esta actuación está llamada a ser «didáctica con la educación de los más jóvenes en un arte que, en este Museo, podrán vivir y crear» con la gestación de una o dos piezas colectivas.
Junto a esta posibilidad, y puesto que el Museo aspira a albergar obras de «valor artístico» a criterio del jurado conformado para este fin, Jule no evitó referirse a la «voluntad de los creadores» como clave del futuro de esta iniciativa. Eso a pesar de que «como Toledo es una ciudad que vende y esta zona es muy transitada por el turismo y por las familias», se mostró convencido de que «incluso nos va a faltar espacio».
Sea como fuera, y sin perder de vista esta aspiración, las bases de participación indican que las propuestas -hasta tres obras originales por autor- se enviarán a la concejalía de Cultura del Ayuntamiento a través de fotografías en un sobre cerrado bajo el nombre ‘Exposición Río Tajo’. En cuanto a la ubicación de cada una de las creaciones, será el autor el encargado de elegir el lugar, claro está, dentro de los puntos acordados -y libres- por la dirección del certamen, y cederá su trabajo por un mínimo de seis meses o bien la dejará en depósito porque, apuntó el creador, «buscaremos padrinos para comprarlas en propiedad».
Trámites a seguir. Sin plazos concretos -ni en la inauguración del Museo ni en la instalación de sus ‘integrantes’- se presentó el proyecto porque, apuntó Nuria Cogolludo, este proceder requiere «diferentes trámites administrativos» como la aprobación de la Comisión del Casco Histórico y las distintas autorizaciones relacionadas con este tipo de intervenciones en un ámbito urbano especialmente protegido.
En este sentido, la concejal del área explicó que dependiendo de las necesidades técnicas y de los condicionantes específicos de cada pieza el Ayuntamiento «realizará un estudio de viabilidad» en el que se informará tanto del presupuesto requerido como de los procedimientos necesarios. De ahí que cada pieza se «abordará» de manera individual para su adecuada instalación.