La crítica -
Por Juana Samanes
Desde el estreno del clásico de animación, de 1937, muchas han sido las versiones que se han hecho del cuento de Blancanieves, por cierto una de las más originales la del español Pablo Berger ( 2012), pero ahora los estudios Disney retoman el relato para hacer una versión musical, de acción real, de la película clásica.
En el argumento de esta nueva película hay un par de cambios que no alteran el resultado final o, lo que es lo mismo, el enfrentamiento entre una candorosa pero valiente princesa y sus "pequeños amigos" frente a una malvada bruja que atemoriza a sus súbditos. De ahí que la controversia ha llegado por la decisión de que los famosos siete enanitos no fueran de carne y hueso sino realizados digitalmente que, está claro, les dejaba a sus responsables margen para situarlos en imaginativos escenarios de las minas de diamantes donde éstos trabajan pero que siguen quedando algo extraños en una película de acción real. Si apenas nada cambia en su personalidad, y relación, con respecto a Blancanieves, no ocurre lo mismo con la figura del príncipe, que aquí se ha transformado en un chico del pueblo luchador que vive, como Robin Hood, en el bosque reivindicando tiempos pasados en los que vivían mejor bajo el reinado de un monarca justo como era el padre de Blancanieves. A destacar en la puesta en escena el bonito decorado de la casa de los enanitos, envuelto en una cálida luz, o como se ha recreado el antipático espejo mágico de la madrastra.
Pero, volviendo a la parte "magra" de este film, la musical, las mejores canciones que se escuchan siguen siendo las de la película original (¿quién no ha tarareado alguna vez el Hi Ho Hi Ho de los siete enanitos o Silbando al trabajar?), lo que se traduce en que las canciones originales de la película, obra de los compositores Benj Pasek y Justin Paul (que lo hicieron fantástico en La la Land o El gran Showman) son tan agradables como olvidables y, desde luego, nada pegadizas como las clásicas. A su favor tienen que están bien interpretadas por Rachel Zegler, que posee una excelente y bonita voz y a la que todo el mundo recuerda por su papel de María en West Side Story.
Con un argumento plano, sin sorpresas argumentales reseñables, salvo "algún milagro" inexplicable que se da en uno de los personajes principales de la película, Blancanieves cuenta con algún número coreográfico sencillo y resulta todo un homenaje al cuento clásico y, de alguna forma, a la diversidad porque el pueblo de Blancanieves está lleno de gentes de toda raza y condición.
Un detalle frívolo, nadie se cree que el famoso espejo mágico le diga a la malvada madrastra que la mujer más hermosa del reino es Blancanieves, si tenemos en cuenta que la madrastra está interpretada por la bellísima Gal Gadot (Superwoman) y Blancanieves por la menudita Rachel Zegler.