La crítica -
Por Juana Samanes
Esta película se desarrolla en un barrio del extrarradio de Barcelona, Torre Baró, a finales de los años 70 cuando los inmigrantes llegaban de otras partes de España, de Extremadura, Andalucia, Murcia, buscando un futuro mejor. Por tanto, esta película es Historia de España, de esos hombre sencillos pero trabajadores que crearon barrios y ciudades con esfuerzo y sacrificio.
En el cine español pocas películas reflejan el ambiente social de los años 70, de ahí que sea interesante la propuesta del director Marcel Barrena que narra la lucha de unos vecinos de un barrio del extrarradio por lograr que a sus hogares llegaran los servicios esenciales, entre ellos el autobús de la línea 47 que los comunicara con el centro de la ciudad condal. Es una historia basada en hechos reales y por ello se percibe autenticidad en muchas escenas.
Manolo Vital, un modesto conductor de autobús, se empeña en que a su barrio llegue el transporte público y que sus vecinos, incluida su bondosa esposa Carmen, que ejerce de maestra, tengan una vida más fácil. Llamará a muchas puertas pero su empeño será avalado por sus vecinos, gente humilde de Torre Baró.
Narrada esta historia ciudadana con sentimiento, cuenta con montaje exquisito de un grande de esa parcela como es Nacho Ruiz Capilla, que incluye imágenes de la época que agradan porque nos muestra la construcción de la ciudad y, como curiosidad, los figurantes de la película son vecinos de Torre Baró, alguno de los cuales conocieron a Manolo y Carmen, interpretados de forma magnífica por Eduard Fernández y Clara Segura.
La película atrapa no solo por los hechos narrados y la empatía que pueden sentir muchos espectadores por sus propios orígenes, sino por pequeños detalles extraidos de la vida misma. Un ejemplo, el bocadillo de la comida que se lleva Manolo al trabajo va envuelto en papel de periódico, como era habitual en aquellos años…