Sinopsis oficial
Son tiempos oscuros en la China imperial. Los dragones, antaño amigos y sabios aliados de los hombres, han sido perseguidos durante años y encerrados en mazmorras. En una remota fortaleza en las montañas, una niña ayuda a escapar al último de los dragones y se une a él en una apasionante misión para recuperar el tesoro más preciado: el último huevo de dragón, robado por un malvado hechicero que quiere explotar su potencial mágico para alcanzar la inmortalidad.
La crítica -
Por Juana Samanes
Tras este título se esconde una superproducción hispano china que traslada a la gran pantalla una de las novelas juveniles de la popular saga literaria Dragonkeeper, escrita por la australiana Carole Wilkinson. El director es el español Salvador Simó (Buñuel en el laberinto de las tortugas), quien ha contado para detalles de la culturalidad china con Li Jianping.
Ambientada en la dinastía Han, los dragones, antaño amigos de los hombres, llevan años perseguidos y enjaulados. En esas circunstancias, y en una lejana fortaleza, una adolescente ayuda, sin saber que estaba predestinada a ello, al último dragón vivo a escapar de su cautiverio y ambos emprenden una emocionante aventura para recuperar su tesoro más preciado: el último huevo de dragón, robado por un malvado hechicero que desea el poder que en él reside para alcanzar la inmortalidad.
Con una vocación claramente internacional, la animación y guión han sido responsabilidad del equipo español, bajo el mando del prestigioso director Salvador Simó, mientras que la parte histórica, especialmente cuidada, ha contado con el asesoramiento de los propios chinos, que han aportado detalles que no "crujirán" en el país asiático, aunque pasen desapercibidos por el público occidental. Un ejemplo, el manto del emperador es negro, porque era propio de la dinastía Han, cuando lo normal es que fuera amarillo en otras dinastías, el peinado que lleva la niña protagonista es propio de la zona de donde es originaria etc…
Una animación bonita, pero con fondos menos elaborados que los de Pixar, se debe al intento de sus responsables de ser diferente a lo que conocemos: menos recargada y más cercana al espectador, con una banda sonora agradable.
Más complicada argumentalmente que otras películas de animación familiar, al menos al comienzo, aunque la historia está escrita por una australiana parece de origen chino por el toque budista y por la mala imagen que ofrece del emperador y de su vástago, ambos dos seres alejados del pueblo. Pero los malvados que desfilan por la pantalla no se quedan ahí porque también aparece un leal capitán del emperador y, el peor de todos, un mago maléfico, aquejado de una extraña enfermedad, que aspira conseguir la inmortalidad al precio que sea.
Con bastante acción, se echa de menos un poco más de humor dado que estamos ante un producto familiar.