Podría parecer que los libros ‘Lesión medular. La vida continúa’ y ‘La lesión medular con ojos de niño’ hablan de eso mismo, pero recogen instantes de «vida, de momentos amargos y deja un registro agridulce sobre una verdad, la referida a que todo se puede aprovechar para crecer». Con esta reflexión suscrita por la hija de la autora de ambas publicaciones, su madre, Mª Ángeles Pozuelo, cerró la presentación de sus obras rodeada de amigos, compañeros, colegas y, claro está, pacientes.
Porque el Hospital Nacional de Parapléjicos fue el lugar elegido por la psicólogas clínica del centro para compartir la publicación de dos trabajos que abordan los aspectos psicológicos y las secuelas que se derivan de una lesión medular, pero que ante todo reúnen «las experiencias de los cientos de pacientes y sus familias a la hora de enfrentarse al proceso rehabilitador». Así, tal y como aseguró Mª Ángeles Pozuelo, nunca está de más hacer visible «la gran capacidad demostrada para afrontar y crecer a partir de la adversidad», comportamientos por ella observados durante los muchos años que lleva desarrollando su labor en el centro que han servido «para un proyecto en el que sus pensamientos ven la luz».
Bajo la premisa de ofrecer «libros que puedan ser de utilidad para futuros pacientes en el proceso de rehabilitación», la psicóloga ofrece en estas publicaciones los testimonios, dibujos y percepciones de quienes se enfrentan a este tipo de lesiones.
Y lo hace relatando los mecanismos de defensa que emplean en las diferentes etapas que atraviesan durante todo el proceso rehabilitador y evidenciando la transformación que experimentan, sobre todo a nivel psicológico, cuando descubren que hay otra vida tras una lesión medular. Sobre el hilo conductor de la obra ‘La lesión medular con ojos de niño’, recordó a los niños que, hace 10 años, la prestaron sus dibujos y pensamientos y que hoy, ya crecidos, los contemplan en una publicación. Estas dos publicaciones se suman a la que ya publicó Pozuelo en 2010, y que lleva por título ‘Afrontando la lesión medular’, donde también reunió las vivencias, en forma de testimonios de pacientes y expacientes del Hospital de Parapléjicos, así como de sus familiares, durante el proceso de afrontamiento de la lesión y sus consecuencias inmediatas y futuras.
En este punto, cabe señalar que ‘La lesión medular con ojos de niño’ y ‘Lesión medular. La vida continúa’ están a la venta en la Fundación del Hospital Nacional de Parapléjicos, y que los fondos que se recauden serán destinados a dicha entidad para diversos proyectos de integración e investigación.
Compañeros y pacientes. Acompañaron a la psicóloga escritora de Parapléjicos la directora general de Calidad y Humanización de la Asistencia Sanitaria, Blanca Parra; el director médico del centro hospitalario, Juan Carlos Adau; el presidente de la Federación Nacional ASPAYM, José Ramón del Pino y el autor de la ilustración de la portada de uno de los libros, y expaciente del hospital, Mariano Rivera. Fue él el que se refirió a la autora como «la doctora que cura con palabras» una vez le agradeció su ayuda. También lo hizo José Ramón del Pino al apreciar la labor y la «sensibilidad» de Mª Ángeles Pozuelo al utilizar «no sólo terapias», también la colaboración de antiguos pacientes «que cuentan su experiencia a quienes comienzan» en esta tarea de superación una vez «afrontas que no vas a recuperar lo que tenías antes».
Por su parte, Blanca Parra apuntó «la sensibilidad y el cariño que se desprenden de la visión que la autora da de la lesión medular en los dos libros» ya que, confirmó, «en este hospital se aprenden muchas lecciones de vida, pero de lo que más se aprende es de humanización». De ahí que considerase que estas dos publicaciones «sirven para entender mejor la lesión medular y son un canto a la esperanza de vida que hay en cada silla de ruedas».
Juan Carlos Adau destacó «la utilidad de estas publicaciones para todos, no sólo para los que nos movemos en el ámbito de la lesión medular, porque a todos nos toca vivir la sensación de pérdida, de duelo y de desesperanza», instantes que «son vivencias que nos hacen crecer».