Una figura poco conocida en el ámbito de la reivindicación histórica de los municipios es el Cronista Oficial. Esta figura, de larga trayectoria histórica, no ha sido por desgracia puesta en valor todo lo que debería. Los Ayuntamientos podrían encontrar en él un gran apoyo en algunas materias que se escapan a la ordinaria gestión de los munícipes, y los habitantes de los distintos lugares donde sí los hay encontrarían interesantes focos de información sobre el pasado. Su labor no se circunscribe al pasado, sino que también cumplen estos Cronistas una labor de compiladores del presente que no debe caer en saco roto. En varias ocasiones, he hablado en este espacio reivindicando que los Cronistas Oficiales no son una figura trasnochada, cuanto menos un mero título honorífico o un cargo adscrito a los ayuntamientos con una función meramente periodística. Antes que eso, la condición de Cronista Oficial comporta una serie de competencias que son de gran utilidad para los municipios en los que existen, puesto que el carácter consultivo y experto que aportan tiene una carga de conocimiento no exenta de interés.
En la ciudad de Toledo, el último Cronista Oficial nombrado fue el conocido profesor don Clemente Palencia Flores. Hace algunos días, se cumplieron setenta y siete años de su nombramiento, acordado en Pleno extraordinario del Ayuntamiento del día ocho de mayo de 1945 bajo la Alcaldía de Andrés Marín Martín. Con motivo de su nombramiento, y en palabras suyas, «juzgué conveniente, de acuerdo con la Corporación Municipal, recoger en un volumen las noticias más destacadas de cada uno de los días del año». Por este motivo, publicó la Crónica de Toledo del año 1945, primera crónica diaria publicada como tal sobre hechos y efemérides ocurridas en la ciudad, y testimonio de la labor del Cronista Oficial de compilación del presente vivido por él. En la estructura de su obra ya adelantaría lo que después sería una de sus más destacadas aportaciones: las 2.157 efemérides publicadas en la sección 'Toledo Ayer' de la edición toledana del diario YA desde el uno de diciembre de 1980 hasta el mismo día de su fallecimiento, el veinticuatro de abril de 1989, que fueron reunidas, organizadas, clasificadas por índices cronológico y analítico y publicadas en conjunto por Gabriel Mora del Pozo.
La Crónica de Toledo recoge noticias telegráficas —algunas más que otras— de los hechos más importantes acaecidos cada día del año, ya sean religiosos, políticos, deportivos, sociales, culturales, académicos e incluso censales, como puede ejemplificar la noticia del veintiuno de febrero, donde se recogen las variaciones poblacionales en 1944 con respecto a 1945. Al final de cada mes, don Clemente alterna notas de un número reducido de efemérides históricas ocurridas en dos o tres días de ese mes que termina, con la particularidad de que reseña la fuente del Archivo Municipal de Toledo de la que obtiene esa información.
El valor histórico de esta publicación reside en su condición de retrato noticiero y objetivo de la vida de nuestra ciudad en los años 40 del siglo pasado, que bien sirve como toma de pulso de la intrahistoria local de la época. Aunque la costumbre de hacer publicación de una Crónica anual se perdiese, esta es un magnífico objeto de estudio para los investigadores de la que puede extraerse una contextualización bastante aproximada del latir de Toledo. Y, además, nos envía un mensaje muy nítido setenta y cinco años después: conviene reivindicar y poner en valor la figura de los Cronistas Oficiales, ya que la función que cumplen es la que ha logrado que tengamos noticias sobre el pasado escritas más desde la realidad que desde la sistemática científica.
Vuelvo a reivindicar desde este espacio la figura del Cronista Oficial, tanto para la ciudad de Toledo como para la provincia. E invito a los municipios de la provincia a que busquen entre sus habitantes a las personas más adecuadas para desempeñar tan noble función.