Desde su fundación en 1948, bajo la presidencia el Cronista Oficial de la Villa de Madrid Pedro de Répide y Cornaro y hasta su completa disolución, el Cuerpo General de Cronistas Oficiales de España reunió entre sus miembros a algunos de los más preclaros personajes y eruditos de la historia local y provincial. El Cronista Oficial, oficio y labor harto desconocidas por el público en general, tiene como misión fundamental la de recoger los hechos pasados y presentes del municipio que lo nombra como tal. Dicho de otro modo, es depositario directo de los hechos ya sucedidos, pero también es testigo directo y privilegiado de los hechos del presente, que recoge en memorias y escritos para la posteridad. Además, tiene como misión realizar, en la medida de lo posible, investigaciones sobre la localidad o la provincia que lo toma como Cronista, de modo que sirve de nexo y enlace con tiempos pretéritos. Es una de las misiones más cercanas al estudio de la historia local, tan denostada por algunos y tan valorada por quienes, con criterio, observan el hecho histórico también desde lo más concreto, que es donde, en el fondo, tienen cabida los caprichos y designios de la intrahistoria. En la actualidad, la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, fundada en 1978 como sustituto del extinto Cuerpo General de Cronistas, reúne a un gran número de Cronistas Oficiales de todo el país.
El último Cronista Oficial que tuvo la ciudad de Toledo fue don Clemente Palencia Flores, personaje muy conocido en la vida intelectual de la segunda mitad del siglo XX toledano por su condición de archivero municipal de Toledo, así como por la de Académico Numerario y Secretario Perpetuo de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Nacido en Lucillos, el veintitrés de noviembre de 1906 —por cierto, el mismo día y mes que Alfonso X el Sabio—, se licenció en Filosofía y Letras en 1934, pasando a ser archivero municipal de Talavera y, desde 1942, de Toledo. Tres años después, el ocho de mayo de 1945, será nombrado Cronista Oficial de la Ciudad de Toledo. Durante su vida, desarrolló diversas iniciativas culturales, tales como la creación de la Asociación de Artistas Toledanos Estilo y de su revista, Ayer y hoy. Algunas de sus obras más reconocidas son El poeta Gómez Manrique, Corregidor de Toledo (1943), Crónica de Toledo (1945), El Cardenal Lorenzana, protector de la cultura en el siglo XVIII (1946) o El poeta toledano Rojas Zorrilla (1948). De su mano salió la primera Crónica de Toledo hecha como tal por un Cronista Oficial en el siglo XX, publicada como tal sobre hechos y efemérides ocurridos en la ciudad a modo de calendario, con todos los hechos recogidos clasificados día por día. En ellos, además de reflejar lo objetivo, también plasmó su propio testimonio sobre algunos de los hechos más relevantes. Fue idea esta Crónica del entonces Alcalde de Toledo, Andrés Marín Martín, quien afirmó que «juzgué conveniente, de acuerdo con la Corporación Municipal, recoger en un volumen las noticias más destacadas de cada uno de los días del año». Esta forma de trabajo se vio muy presente en las efemérides toledanas que durante años publicó en el periódico Ya. Desde su fallecimiento, el veinticuatro de abril de 1989, no ha habido en Toledo ningún Cronista Oficial que lo haya sustituido.
Tampoco lo tiene la provincia. El último Cronista Oficial de la Provincia fue el conocido investigador y periodista Luis Moreno Nieto, fallecido el quince de diciembre de 2005. Había nacido en Carpio de Tajo el catorce de mayo de 1917. Tras concluir sus estudios de Magisterio, desempeñó el puesto de periodista en ABC, Imperio, Servicio, La Vanguardia, EFE y Ayer y Hoy, para después ser director de la revista Más, de Acción Católica, y de la conocida revista Provincia, de la Diputación Provincial de Toledo. En su vida política, fue Concejal del Ayuntamiento de Toledo, Diputado Provincial y Director de los Servicios Culturales de la Diputación toledana. En 1985, fue elegido Académico Numerario de la Real Academia de Toledo, condición que desempeñó con gran dedicación hasta su fallecimiento. Y, desde casi sus inicios, fue miembro del tristemente extinto Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos (IPIET). De entre sus más de diez mil artículos en prensa y sus cerca de cien libros, es de destacar el Diccionario Enciclopédico de Toledo y su provincia (1974), obra de consulta obligada para quienes nos dedicamos a los menesteres investigadores en ese ámbito geográfico. Fue nombrado Cronista Oficial de la Provincia el veintisiete de diciembre de 1972.
A día de hoy, hasta donde conozco y si no me equivoco, los Cronistas Oficiales en la provincia de Toledo son: Brígido González Rico (Torrecilla de la Jara), Félix Martín Verdejo (Domingo Pérez), Isabel Villaseñor Gómez (Quintanar de la Orden), José María Moreno García (Madridejos), José María San Román Cutanda (Layos), Juan Gómez Díaz (Lillo), Julio Longobardo Carrillo (Torrijos), Pedro Antonio Fernández Fernández-Peinado (Turleque) y Vicente Braojos Moreno (Gálvez). Aprovecho la ocasión para tener un recuerdo especial al recientemente fallecido Jesús Sánchez de Haro, Cronista Oficial de Carriches, que tanto ayudó a los Cronistas de toda la provincia y que tanto hizo por su pueblo y por Torrijos.
La pregunta que viene ahora es evidente: ¿de qué sirve hoy un Cronista Oficial? La respuesta es muy sencilla. El Cronista Oficial es una persona designada por los ciudadanos a través de sus representantes municipales para que cuente su presente e investigue su pasado. Debe distinguirse por su integridad, sin entrar en el juego político, destacando por su independencia a la hora de realizar su trabajo de compilador de hechos pasados y presentes y por su afán en divulgar la historia del lugar donde tiene su cargo para el conocimiento de todos los que en él viven. Es también un asesor histórico, cuyos conocimientos pueden servir a las Corporaciones para orientarse en la toma de sus decisiones. Es, sobre todo, un cargo totalmente gratuito, honorífico y de carácter vitalicio, por considerarse un servicio en plenitud al lugar que lo elige a uno como tal Cronista. Un cargo que debemos poner en valor en la ciudad y en la provincia, pues no deja de ser un nexo con lo que hemos sido, con lo que somos y, si su trabajo es fructífero, con lo que seremos.