Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Como cada 11 de febrero, la Organización de Naciones Unidas conmemora esta jornada para lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y su empoderamiento. De igual forma este día es un recordatorio de que las mujeres y las niñas desempeñan un papel fundamental en las comunidades de ciencia y tecnología.
La falta de visibilidad es el mayor problema al que se enfrentan las mujeres en los sectores STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y especialmente, las dificultades para acceder a los puestos de responsabilidad. Aunque mujeres científicas hay, muchas e importantes.
Una de ellas es la talaverana Alicia del Prado, quien a sus 35 años acumula más de 12 como investigadora en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, bajo la tutela hasta su muerte en 2019 de la que fuera uno de los mayores referentes en este campo: Margarita Salas.
DelPrado es Licenciada en Bioquímica en la Universidad Complutense de Madrid, además de Doctora en Bioquímica, Biología Molecular, Biomedicina y Biotecnología, investigadora en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y profesora universitaria en la Facultad de Enfermería y Fisioterapia Salus Infirmorum de la Universidad Pontificia de Salamanca, en el campus de Madrid.
Esta magnífica trayectoria, a pesar de su juventud, es el claro ejemplo de que las mujeres pueden llegar alto en el mundo de la ciencia, aunque no siempre se las sitúe en el primer plano de la historia. Todavía existen los estereotipos, que en el mundo de la ciencia se resumen en científicos hombres y de mayor edad, explica.
Por ello cree necesario iniciativas como la conmemoración de este Día para visibilizar y ayudar a despertar la llamada de la ciencia. «Muchas veces no despertamos vocaciones científicas porque no llegamos a la gente, es importante que haya referentes, que cualquier niño o niña, hombre o mujer, vea que trabajamos en los laboratorios, que el científico no es solo hombre y mayor sino también mujeres y gente joven». Como dato, solo el 7,5% de los referentes que aparecen en los libros de texto de la ESO son mujeres.
En la actualidad, según explica la ONU, solo un tercio de los perfiles de investigación a nivel mundial pertenecen a mujeres. España se sitúa por encima de la media con un 40% pero, desde 2018, esta cifra parece haberse estancado.
Y es que las mujeres llegan, hay muchas científicas en las universidades y en el mundo laboral, cada vez más, pero tienen más obstáculos para ascender en sus carreras científicas.
Esta dificultad para acceder a las altas cúpulas es lo que se conoce como «techo de cristal», porque también son ellas las que soportan los cuidados familiares de hijos y padres y tienen más complicada la conciliación, como en el resto de sectores.
La científica talaverana explica que «hay un momento en que los trabajos son muy exigentes y la conciliación es difícil», por lo que reclama que esta «sea siempre posible, que no haya que hacer esas renuncias» que normalmente tienen nombre femenino.
Más allá de esto, Del Prado no ha sufrido nunca «discriminación por ser mujer», teniendo además la suerte de trabajar junto a Margarita Salas en el CBM. Además, en estos momentos también es una mujer la que dirige el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Salas, su gran referente. Margarita Salas ha sido y será el gran referente para la investigadora talaverana. «No solo fue mi referente científico sino que fue una mujer pionera en muchos aspectos de su vida», destaca. De ella aprendió la «emoción por descubrir» que supone el día a día en la investigación.
Trabajar con la gran dama de la Ciencia en España le ha permitido conocer a otras mujeres que han escrito su nombre con letras de oro en este mundo. Es el caso de Elisabeth Blackburn, Premio Nobel de Medicina en 2009 por su descubrimiento de la telomerasa, enzima relacionada con los procesos de envejecimiento celular y el cáncer. La talaverana asistió como representante de España a un encuentro con Premios Nobel de Medicina, en el que, hablando de visibilidad, asistieron 41 premiados, 39 hombres y tan solo dos mujeres.
«Pudimos elegir un paseo científico con un premiado, yo la seleccioné a ella y me sorprendió mucho lo que nos contó», dice. Entre todas sus vivencias, destacó el talento de las mujeres y que, en ejemplos como el suyo, se puede llegar a lo más alto.
La talaverana lo tiene claro. «Que en ningún momento se dude de la capacidad de una mujer, lo tenemos que tener clarísimo desde el principio y espero que a a estas alturas nadie lo dude; una mujer puede llegar hasta donde quiera, cada uno decide hasta donde quiere llegar, pero la opción de llegar siempre está ahí».
Y así es. En el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Alicia delPrado continúa investigando sobre los últimos proyectos iniciados por Margarita Salas, la investigación de la polimerasa del fago Phi29 y sus múltiples aplicaciones en la vida diaria. Con ella intentan ahora mejorar las técnicas de detección del coronavirus.
Lo bueno de la investigación, dice la talaverana, es que «siempre queda algo por descubrir», y eso no entiende de géneros.