Cumplido el primer objetivo de la temporada de cross, Irene Sánchez-Escribano ha puesto ya el foco en el siguiente: recuperar el trono nacional de la especialidad. De todas formas, la toledana disfruta todavía de lo que puede considerarse un gran logro: acabar décimo quinta en el Europeo celebrado en Turín, además, como primera española.
Según confiesa, acudió con la meta de colocarse entre las 12 o 15 mejores del continente, y lo logró, así que es motivo suficiente para sentir satisfacción. Sí es verdad que hay un lugar todavía para la rabia porque la atleta del Adidas transitó durante buena parte de la prueba en el grupo cabecero, y en la última vuelta perdió tres posiciones. «Me encontré muy bien, y opté por seguir a ese ritmo, así que al final me acabó pasando factura», reconoce.
Además, la dureza del circuito, dos repechos importantes, tampoco ayudó, aunque sea un terreno que a ella le favorezca: «Tenías que poner casi las manos en el suelo, y lo peor es que no te permitía del todo recuperar en las bajadas». De todas maneras, supone rebajar en una posición la décimo sexta cosechada en Lisboa en 2019, que hasta el momento era su techo en campo a través.
Sin duda, la gran espina clavada con la que la capitalina y el resto del equipo español regresó de tierras italianas fue haberse quedado a 5 puntos de acceder a la medalla de bronce. Sánchez-Escribano cree que «alguna de las chicas no tuvo su día, pero, aun así, lo estuvimos rondando». Es un buen punto de arranque para una formación «bastante joven, que todavía tiene mucho margen de mejora».
Por lo demás, parece que el plan de entrenamientos trazado por su preparador, Antonio Serrano, se está cumpliendo punto por punto. Se había planteado entrenar a tope en las semanas previas a los crosses de la temporada, para luego llegar más descansada al Europeo, y la tática ha dado frutos.
De ahí que se vaya a mantener el planteamiento de cara a las semanas próximas, para llegar en las mejores condiciones posibles al Campeonato de España de Cross, que se celebrará el 29 de enero en Ortuella (Vizcaya). Será, por tanto, un circuito duro, en el que, probablemente, tenga cabida el barro, algo que se ajusta a las condiciones de la toledana, en su objetivo de volver a colgarse una medalla de oro, tras las conseguidas en 2019 y 2020. El año pasado tuvo que ausentarse por una lesión. Sus compañeras de modalidad ya han avisado de que vienen pisando fuerte, pero Irene Sánchez-Escribano quiere prepararse para estar de nuevo delante de ellas.
Mientras tanto, este próximo domingo, la corredora toledana va a probar su estado de forma en el XLIII Cross Internacional de Venta de Baños, en Palencia, mientras que el 8 de enero estará en la línea de salida del Cross de Elgoibar (Guipúzcoa).