Los viaductos (puentes para cruzar el Tajo) y túneles (aunque sean falsos) encarecen llamativamente la extensión de las vías del AVE necesarias para que la línea de alta velocidad que unirá Madrid con Extremadura pase por Toledo capital. Aquí, cada kilómetro de raíles costará 14,5 millones de euros (cantidad muy por encima de los 8,3 millones por kilómetro en la zona de Torrijos y también muy superior los 10,7 millones calculados para Talavera). Como el tramo consta de 25,8 kilómetros el precio final estimado se sitúa cerca de los 379 millones de euros (los mismos 25 kilómetros en el tramo de Talavera cuestan cien millones menos y 42 kilómetros en Torrijos son 356 millones).
La alta factura que pagará el Estado (es decir, todos y cada uno de los contribuyentes, incluidos los toledanos) no es el único inconveniente.
El informe técnico del servicios de Ingeniería redactado como base para que el Ayuntamiento de Toledo formule alegaciones al proyecto de línea ferroviaria de alta velocidad Madrid - Extremadura avisa de que las obras van a resultar incómodas para una parte de la población: sufrirán «cortes de suministro» en los servicios de agua, telefonía, gas o electricidad. Pero no es lo peor.
Lo más alarmante es que «se desconocen los efectos en el futuro sobre vibraciones y ruidos que esta infraestructura pueda provocar en las viviendas del Paseo de san Eugenio en el que se estima una población afectada del orden de 400 personas».
Otro problema, a lo largo y ancho de los dos kilómetros que el tren discurre por suelo urbano y urbanizable de la ciudad, entre Santa Bárbara y Valparaíso, es que «en las zonas afectadas por la información pública deben suspenderse el otorgamiento de nuevas autorizaciones y licencias urbanísticas, la aprobación de nuevas clasificaciones y calificaciones de suelo y los efectos de las ya aprobadas».
La suspensión puede llegar a durar un año prorrogable otros 6 meses (se excluyen las actuaciones compatibles con la obra ferroviaria o que se limiten a la conservación de lo existente, previo informe «vinculante» del Ministerio de Transportes).
Ruido. En Safont afecta a la misma zona donde ya hubo un replanteamiento para la construcción de la primera fase del recinto ferial (se hizo la resolución del contrato por el cambio de ese proyecto). Además aconseja exigir pantallas anti-ruido en la urbanización Valparaíso así como en San Antón por la proximidad de edificaciones urbanas al nuevo viaducto.
El informe acaba diciendo que, si no hay más remedio, la alternativa que podría plantearse en primera opción como interesante sería la 3. El elemento más negativo es el impacto visual de la infraestructura bordeando la ciudad pero «en el fondo de dicha foto» ya se ve el enlace de la A-42 del Salto del Caballo y la propia A-42.
Además, «esta alternativa no presenta destrucción de zona verde, fragmentación de parque ni reposición de tantos servicios afectados, así como molestias e inconvenientes a la población durante la ejecución de la obra».