Resistía de manera encomiable a la imparable depredación de la grafiosis, la enfermedad asociada a los olmos que ha arrasado ejemplares por Europa. Se le conocía como ‘El olmo de la indiana’, un árbol monumental de más de 200 años de vida que se erguía con majestuosidad en las alamedas de Tembleque. Sin embargo, la vigorosidad se ha desmoronado últimamente por la aparición de esa anomalía que había devastado ese paraje. «Queda muy poco de este bosque de galería», confirma a este diario el experto Pedro Antonio Fernández. Y añade sobre el único olmo del lugar: «Perder uno así es irreparable».
Este especialista participó hace una década en un listado de árboles de la zona promovido por la Diputación Provincial titulado ‘Árboles singulares, nuestro patrimonio natural’ y mencionaba expresamente al ‘olmo de la indiana’. «El valor de este árbol es incalculable, pues es uno de los pocos olmos vivos que quedan con tales dimensiones en la provincia, por lo que merece ser tenido en cuenta en los programas de selección de olmos resistentes como alternativa para la supervivencia de la especie», destacaba por entonces Pedro Antonio.
El ejemplar medía 22 metros de altura y tenía un diámetro de copa de 17 metros, con cuatro metros de diámetro en el tronco. Un portento devaluado recientemente. «La sequía, la desidia y la grafiosis, ayudaron al viento que, con un simple empujón, venció a este gigante centenario. Una vez más se pone de manifiesto la carencia de medios para la conservación y la dotación de instrumentos legales para la protección de los árboles monumentales y su entorno. Aprovecho para reivindicar que es necesario revertir esta situación desde todos los ámbitos posibles para evitar que este bello lugar acabe desapareciendo», dice en un artículo.
La rotura de la copa ha deslucido ‘El olmo de la indiana’, tal y como se puede comprobar en unas fotografías del mes pasado. «El árbol sigue vivo, pero toda la estructura ha caído. Rebrotará, pero su majestuosidad se ha perdido», afirma Pedro Antonio, quien lo consideraba «un patriarca verde», donde había un gran nido de águila. El bosque de galería acompaña al río Algodor a su paso por el paraje El Valle.
La grafiosis, como explica Pedro Antonio, es una grave enfermedad que afecta a esta especie y es provocada por los hongos Ophiostoma ulmi y O. Novo-ulmi (la más agresiva). Apareció en España por primera vez en 1978 y originó durante la siguiente década la casi total desaparición de los olmos de todo el país. El hongo entra en el árbol a través de un insecto escolítido que lleva adheridas las esporas en su cuerpo y va diseminándolas. La segunda vía de entrada se produce a través de las raíces de un árbol infectado que transmite las esporas del hongo a otro cercano.
Un poema inmortal de Antonio Machado calca la situación actual del ejemplar de la indiana, llamado así por haber pertenecido el paraje a la orden de San Juan y haber pasado después a ser propiedad de una familia de la zona que se enriqueció en América: «Al olmo viejo, hendido por el rayo/y en su mitad podrido,/con las lluvias de abril y el sol de mayo/algunas hojas verdes le han salido».
La Diputación Provincial fomenta desde el año 2016 la recuperación de los olmos en la provincia de Toledo, afectados por la grafiosis, gracias a un proyecto medioambiental promovido desde el Ministerio, y que fruto de esa colaboración está logrando su recuperación y reimplantación en los pueblos toledanos. En 2017, por ejemplo, se inició la plantación de 30 nuevos olmos en la provincia. Las dos primeras se efectuaron en los municipios de Pepino y Yuncos, a los que siguieron Madridejos y Novés, y otras muchas localidades, algunas de ellas que habían quedado pendientes en la primera campaña.
La esperanza de la acción de la naturaleza en el caso de ‘El olmo de la indiana’ se encuentra también en el poema de Antonio Machado: «Mi corazón espera/también, hacia la luz y hacia la vida,/otro milagro de la primavera».