Habitualmente en la Escuela de Arquitectura de Toledo se ha visto como algo inviable llenar Vega Baja de Viviendas, tanto por motivos arqueológicos, como paisajísticos. Se trata de un espacio complejo, para el que desde la Universidad toledana se apuesta por la arqueología, hacer un parque y hacer ciudad, resolver los problemas de vivienda y desarrollo urbano. De ese espíritu, ha surgido un Taller de Vivienda Social en el entorno de Vega Baja. Los alumnos de cuarto han desarrollado en el aula de Fin de Carrera de la mano de los profesores José María Crespo y Lola Sánchez Moya sesenta propuestas críticas para la construcción de trescientas viviendas sociales alrededor de Vega Baja, que a la postre también lo son de desarrollo de ciudad. La interrelación de la vivienda con su entorno parece un común denominador en todos ellos.
La idea era elaborar proyectos para la integración de la zona arqueológica con un entorno de viviendas, que haga compatibles todas las necesidades (incluida la arqueológica y paisajística) del entorno. Los alumnos han estudiado dónde se puede construir desde un punto de vista paisajístico y urbanístico, estudiando el tipo de vivienda, las alturas o los bloques.
Partiendo de la idea de que en Vega Baja jamás se va a construir, han tenido que desarrollar un proyecto de trescientas viviendas sociales en el entorno de la zona protegida, que también ayudan a hacer un dibujo de ciudad, con soluciones. El objetivo del curso ha consistido en plantear este proyecto de trescientas viviendas concentradas en una propuesta que ofrezca un final a la ciudad en este ámbito y una fachada al vacío urbano. La idea era un proyecto de vivienda colectiva, no solo en un sistema de repetición de unidades, sino en la construcción de la imagen de la ciudad.
En ejercicio, planteado por José María Crespo y Lola Sánchez Moya, parte desde la idea de que Toledo experimenta una discontinuidad en la Vega Baja hacia el río. La traza se detiene deshilachada en esta superficie tan rica en historia como en planes de desarrollo que planean colmatar su superficie.
Este lugar es un terreno excluido del ámbito de declaración patrimonial por la Unesco a pesar de la densidad de restos del pasado que contiene. Representa un fragmento de fragmentos, una extensión urbana que contiene multitud de situaciones insólitas: una antigua ciudad industrial, un vacío tan evitado como cuestionado, un borde de ciudad inacabada, plataforma de la ciudad histórica, una ribera desconectada, la ciudad naturalizada, fronteras topográficas y de vías rápidas.
José Ramón de la Cal se ha felicitado del nivel de los proyectos, «porque cuando la gente piensa sin intereses únicamente especulativos y de lucro, salen ejercicios preciosos».
Vivienda y entorno. Los ejercicios se han realizado durante el confinamiento. Seguramente por ello, los proyectos han tenido muy en cuenta las necesidades de relación de la vivienda, especialmente la social, de una superficie volcada al exterior, al sol. Se trata de una cuestión, apunta Sánchez Moya, en la que siempre están insistiendo desde las facultades de Arquitectura, y parece que en estos proyectos «los estudiantes se han dado cuenta de que las viviendas tienen que, en la medida de lo posible, tener un espacio generoso que una interior y exterior». También han tenido en cuenta las horas de luz directa en la vivienda o las plantas.
Se trata a la postre, indica la profesora de algo muy antiguo, que está en la arquitectura tradicional, y que en España se ha venido dando con el patio, pero que también está en los movimientos modernos, que reclaman la necesidad de las personas de una relación rica con el exterior. El problema, apunta, es que la arquitectura comercial no siempre la recoge, y a la postre incluso las terrazas se cierran, para lograr una mayor superficie de vivienda.
En definitiva, las propuestas presentadas exploran un tipo de vivienda social de un espacio doméstico eficiente, flexible y contenido, bien ventilado e iluminado y una exuberante relación con el exterior. Los proyectos recogen multitud de espacios desde donde disfrutar del aire, del sol y las vistas lejanas: terrazas, patios, galerías, corredores, de forma que las viviendas expanden su superficie hacia el paisaje.
Otro aspecto sobre los que los ejercicios han reflexionado, destacan los profesores, es el carácter (permeable, impermeable, unitario, masivo, ligero, uniforme, dispar...) de ese límite y su volumetría (forma, fondo, número de plantas, huella en la ciudad). Se ha trabajado con libertad de volúmenes y número de plantas.