La irrupción de la pandemia paralizó un proyecto retomado, a su vez, el pasado mes de enero tras una primera intervención -en 2018- en la que la arqueología se hizo con el protagonismo. Por ello, y gracias a la total disposición de la Dirección General de Turismo y Artesanía -promotora de la ‘conversión’-, el proyecto inicialmente redactado tuvo que modificarse ante la importancia de los primeros hallazgos aparecidos en la planta baja de la Mezquita. Desde entonces, y debido a la siempre complicada burocracia administrativa, el proyecto ha permanecido latente hasta que, por fin, en enero, la Junta de Gobierno Local concedió a la Consejería de Economía, Empresas y Empleo de la Junta de Comunidades la licencia de obras para la citada rehabilitación integral. El presupuesto de estas obras, que permitirán que este histórico inmueble albergue el Centro de Promoción de la Artesanía de Castilla-La Mancha, supera el millón de euros.
En estos momentos, la tarea se ha retomado con los trabajos de limpieza de la pintura de las paredes de la planta baja, lo que está descubriendo los paramentos, ladrillos y la piedra original de los lienzos. La labor, realizada por el restaurador elegido por el equipo director del proyecto, es el paso previo a la ampliación de la excavación de todo este espacio que, ya en la primera fase de la obra, propició la relectura del mismo.
Ya apuntó Arturo Ruiz Taboada -arqueólogo responsable- contiene dos inmuebles «de épocas y estilos diferentes, la mezquita y una edificación monumental tardo antigua» que se contempla a modo de «puzzle más complejo de lo que se venía diciendo».
No en vano, se localizaron «dos núcleos circulares de piedra, de entre dos y tres metros de diámetro, perfectamente integrados en un contexto doméstico». Estas dos estructuras de la Edad del Hierro pudieron pertenecer a «uno o dos poblados bastantes grandes», lo que aporta nueva información a las distintas teorías sobre la extensión de estos asentamientos. De ahí que se haya previsto la continuación de estos trabajos «hasta la cota de edificio en sus sillares».
En este punto, el arqueólogo ha confirmado que Tornerías está integrado por un edificio conocido, el de la mezquita, y otro «menos conocido en la planta baja porque tradicionalmente se había interpretado como cisterna romana». Una identificación errónea, ya que el trabajo de investigación -en el marco del proyecto de rehabilitación dirigido por Javier Alguacil y Luis Moreno- ha posibilitado afirmar que se trata de «un edificio monumental de características concretas situado genéricamente en el mundo antiguo», dado que «todavía se desconoce la fecha exacta de su fundación».
distintos niveles. Sobre la futura planificación del lugar, los arquitectos redactores de la actuación los estructuran en distintos niveles para generar la «diafanización del espacio conectando todas las partes de cada una de las plantas», porque no hay que olvidar que el inmueble es «una superposición de varios», distribuido en torno a cuatro niveles tanto históricos como de nueva construcción.
Por todo ello, en el nivel situado a la altura de la calle Tornerías se ubicará el acceso principal y espacio de recepción, desde donde se podrá pasar al control de acceso-información y a la tienda «sobre unas pasarelas de vidrio dotadas con iluminación y mobiliario específico».
En la siguiente planta es la de la mezquita propiamente dicha, con una salida hacia la plaza del Solarejo. El antiguo templo islámico contará con un espacio para exposiciones temporales aprovechando la cobertura del patio actual. Mientras que en la planta primera del edificio nuevo se dedicará a zona administrativa y área de trabajo en coworking.
Por último, en la última planta, que cuenta con terrazas y zonas exteriores, además de la zona de escalera, ascensor, aseos y almacén, se cubrirá el espacio para albergar una gran sala destinada a almacenamiento y exposición de publicaciones de producción propia, biblioteca y que también hará las veces de espacio para conferencias y aula de estudios.