A las doce de la mañana del 26 de julio de 2006, José María Barreda anunció en el en Palacio de la Moncloa la paralización del proyecto urbanístico previsto para una zona que, apreció, «conserva los restos de la ciudad visigoda más importante que hay en todo el orbe occidental», datada en el siglo VI d.C.
Una confirmación que exigía una «excavación integral, científica y sistemática, que va a durar en el tiempo» y que convertiría Vega Baja en «un yacimiento arqueológico» que se iba a ofrecer a la ciudad como un espacio público «apasionante». Cada 26 de julio, y ya van 13, en este periódico se recuerda un aniversario que, salvo ese de 2006, no se celebra. No se festeja porque la solución para este espacio no acaba de llegar a pesar de los intentos de unos y debido a la cerrazón de alguno.
Sin embargo, este año pudiera destacarse un apunte positivo -sólo en parte- ante la contemplación de una «senda» que no desespera en su intento de unir los barrios de Santa Teresa y el Poblado Obrero con el río. Esta apuesta, consensuada con el apoyo -explícito, público y notorio- del Ayuntamiento, la Real Fundación, la Consejería de Cultura, la Rabacht, y la Universidad regional, nació bajo la premisa de «detectar los valores que desde el paisaje permitan aportar caminos posibles que recuperen y sumen riquezas ignoradas, que contribuyan al planteamiento y la construcción de una ciudad mejor». De ahí que el proyecto tomara como punto de partida «el carácter de las sendas que recorrían y organizaban este lugar» para, al igual que entonces, «recorrer el vacío bajo la sombra de las moreras».
Pues bien, gestado este camino como una buena muestra de lo que debería ser Vega Baja en el futuro, lo cierto es que las obras de ejecución de senda peatonal en Vega Baja -calle Armeros frente al colegio Fábrica de Armas, prolongación desde su cruce con Mas del Ribero hasta San Pedro El Verde, y continuación por la calle Lima hasta la senda ecológica de ribera del río- están paradas.
Adjudicado, el proyecto, a Entorno Obras y Servicios S.L. con un presupuesto de 350.000 euros y un plazo de ejecución de seis meses, los plazos marcados por el Ayuntamiento, promotor de la actuación, no van a cumplirse ya que la pretensión era que el proyecto estuviese finalizado este próximo mes de agosto. Sin embargo, hasta la fecha sólo se ha ejecutado el segundo tramo, es decir el que discurre por los terrenos -de propiedad regional- del yacimiento arqueológico que conserva vestigios de gran valor patrimonial. Esta parte de la senda conecta las avenidas Mas del Ribero y San Pedro el Verde.
Así, y una vez definido este trayecto peatonal -de trescientos sesenta metros de longitud y cuatro metros de ancho- limitado con la plantación de un centenar de moreras, quedan por ejecutar dos tramos más sobre suelo, curiosamente, de competencia municipal.
Dos tramos sin ejecutar. Tal y como recoge el proyecto aprobado por el propio Ayuntamiento, la intervención está a la espera -no se sabe la razón- de los trabajos descritos en torno a la calle Armeros, una vía del Poblado Obrero que se encuentra consolidada y urbanizada de modo convencional, por lo que el desarrollo se contempla prácticamente plano.
Junto a este trayecto no ejecutado, quedaría la consecución del último tramo que se sitúa en la calle Lima. De hecho, según recoge el plan consensuado -redactado por el arquitecto municipal Ignacio Álvarez Ahedo, junto a los arquitectos José Ramón González de la Cal, Josefa Blanco Paz, Javier Bernalte Patón y María Dolores Sánchez Moya-, la primera parte del mismo, junto a la avenida San Pedro el Verde, está pavimentada, y su continuación hacia el río está consolidada por el paso de personas y vehículos puntuales, y el último tramo es prácticamente plano hasta llegar a la ribera.
A pesar de que estas actuaciones no deberían suponer ningún problema, ya que se su adecuación y las posibles modificaciones se presentan sencillas, de momento están en una suerte de letargo administrativo asumido -inducido- por el Consistorio.
Sobre los motivos de esta parálisis en torno a un proyecto aún sin finalizar, las teorías pudieran ser diversas ya que la agenda del concejal de Urbanismo no le ha permitido ofrecer a este medio, que así lo ha requerido, las aclaraciones oportunas.
Sin embargo, no deja de ser llamativo que todas las instituciones y entidades afectadas por esta actuación -Consejería de Agricultura y Media Ambiente (Vivero Central Forestal), Confederación Hidrográfica del Tajo (Senda Ecológica), Universidad regional (Fábrica de Armas), e incluso Ministerio de Defensa (que está esperando la petición formal del Consistorio)-, hayan mostrado su plena disposición a colaborar con la gestación de este camino -de aproximadamente un kilómetro- llamado a unir el barrio de Santa Teresa y el Poblado Obrero con la senda del río Tajo, y sea el Ayuntamiento la administración -promotora de la obra- quien no acabe de formalizar su compromiso.