Uno de cada 100 niños peruanos ha perdido a su padre, madre o abuelos por causas asociadas al coronavirus, una realidad que sitúa a Perú como el país con la mayor tasa de menores huérfanos del mundo y lo obliga a fortalecer a marchas forzadas su sistema de protección a la infancia. La nación andina afronta ahora el enorme reto de mitigar los impactos de estas pérdidas sobre una generación que se ha vuelto más vulnerable a caer en la pobreza, interrumpir sus estudios y sufrir violencia.
Así se desprende del estudio Estimaciones mínimas mundiales de niños afectados por la orfandad asociada a la COVID-19 y la muerte de los cuidadores: un estudio de modelo, publicado hace unos días por la revista The Lancet y que analiza las cifras de los menores de edad que perdieron a un cuidador primario por la pandemia en 21 países que concentran el 77 por ciento de las muertes oficialmente registradas por la COVID-19 en el mundo.
Los hallazgos estiman que, a escala global, más de 1,13 millones de chavales perdieron al menos a uno de sus padres, abuelos o cuidadores por causas relacionadas con el virus. Y Perú encabeza la lista, con una tasa de 10,2 menores en estado de orfandad por cada 1.000, muy por delante del resto de países azotados por este drama, como Sudáfrica (5,1), México (3,5), Brasil (2,4) y Colombia (2,3).
Son 98.975 niños afectados en la nación andina, de los cuales 73.000 corresponden a la pérdida del padre y cerca de 20.000, de la madre.
Estos datos «devastadores» se explican en parte por ser Perú el primer país del mundo en «sincerar» las cifras de decesos por COVID-19, recuerda Camila Gianella, directora del Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (Cisepa) de la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP).
Para revertir su subregistro, las autoridades revisaron a finales de mayo sus cifras sobre el coronavirus y prácticamente triplicó los fallecidos por la enfermedad, situándose al frente global de la mortalidad. Con cerca de 200.000 muertes, el país mantiene un promedio de 594 decesos por cada 100.000 habitantes.
Con esta nueva forma de articular los datos, el Ejecutivo calculó que los menores en situación de orfandad rondarían los 34.000, un número casi tres veces menor al que apunta el informe.
En ese sentido, Gianella alerta de la falta de información y atención institucional a esta problemática.
«El problema es que no sabemos cómo están (los niños huérfanos) y el bono que viene entregando el Gobierno es insuficiente», declara.
Pobreza y violencia
En ese punto coincide Patricia Ames, directora de la carrera de Antropología en la PUCP, que apunta que la pensión de 200 soles mensuales (unos 40 euros) que el Estado otorga a los menores afectados por estas pérdidas no alcanza para cubrir sus necesidades.
«La mayoría ha perdido al padre, que muchas veces es el principal proveedor», afirma, agregando que, ante tal escenario, es «muy posible» que estas familias caigan en situación de pobreza o que los niños vean comprometida su posibilidad de salir de la misma, al verse lanzados a interrumpir los estudios para llevar dinero a sus hogares.
De acuerdo con los datos oficiales, más de 240.000 niños peruanos abandonaron el colegio en 2020, mientras la pobreza se disparó hasta alcanzar el 30 por ciento de la población.
Ames mencionó también que, «a parte del impacto emocional que supone en la salud mental» de los niños, la situación de orfandad también aumenta «los riesgos que tienen de sufrir distintos tipos de violencia y abuso».