El análisis elaborado por Busquet y su estudio aprecia que el futuro Plan Especial para la Vega Baja «se encaja en continuidad con los estudios previos del Plan Director de la misma y con los estudios arqueológicos recientes, así como las orientaciones marco que se han de ir perfilando». Por ello, considera necesario «buscar su integración manteniendo los potenciales de la ciudad y de su patrimonio».
Como tal instrumento de planeamiento y de actuación, «debe aportar las reflexiones imprescindibles sobre un espacio de una naturaleza tan valiosa» ya que «a partir de este documento podrían ser definidos los espacios de intervención con los programas adecuados, y encauzarlos dentro de las necesidades y capacidades de la ciudad de Toledo».
De hecho, apunta el documento que «el Patrimonio (Heritage) arqueológico es usado con mayor frecuencia desde que ha aumentado el turismo cultural». De hecho, en «muchos sitios este deseo de ‘ver y entender’ la historia ha significado la atracción y la creación de un turismo como apoyo al desarrollo económico», a lo que se suma que «las entidades nacionales e internacionales que se ocupan del patrimonio son cada vez mas sensibles a la correcta preservación del patrimonio».
Por ello, se sugiere que «los estudios del Plan Especial deben tratar de encaminar la ‘re-composición’ de la ciudad en las estribaciones del Ensanche (sector al este de la Vega Baja)» encauzando « la mejora de algunos edificios existentes para obtener una fachada mas armoniosa con la textura y el color de Toledo». Igualmente, apuesta por «definir las ‘pautas’ o ‘guías arquitectónicas’ para los futuros desarrollos, ya sean equipamientos -por ejemplo, en el caso de confirmarse la casa cuartel de la Guardia Civil- o de otros desarrollos privados o públicos que puedan realizarse».
Parece necesario, argumenta, «buscar la correcta integración de la nueva ordenación manteniendo los potenciales de la ciudad y de su patrimonio». No en vano, expone que «la importancia patrimonial de la Vega Baja queda patente en la superposición de ámbitos de protección que se han ido superponiendo».
En este sentido, el dictamen alude a que «el tratamiento del patrimonio histórico es uno de los puntos de interés de este estudio», por lo que es «oportuno destacar su impacto sobre el municipio, bien sea para identificar las zonas ya prospectadas y, por tanto, con más seguridad en su desarrollo una vez ya se han determinado los ámbitos de protección» o «bien, aunque algo mas inciertas, las áreas de prevención y las prescripciones y oportunidades que ofrecen los ámbitos (zonas de amortiguamiento) Unesco y las cañadas o caminos».
componente paisajista. No hay que olvidar, apunta el documento de evaluación, «la importancia de la componente paisajística en la ordenación de un espacio de esta naturaleza» ya que «las exigencias del cambio climático que se están experimentando aconsejan añadir esta variable en la configuración de un conjunto de este tamaño». Eso sin obviar que «su condición hidrográfica e hidráulica son elementos importantes para asegurar la resiliencia del sector a largo plazo».
En este contexto, aconseja «reflexionar sobre la evolución de las diferentes centralidades próximas al sector, para evaluar sus necesidades a medio plazo». Tales como «la universidad y la posible evolución del Campus; el sector del hospital Virgen de la Salud y su traslado al nuevo emplazamiento; las funciones de asistencia sanitaria previstas; así como la posible activación de nuevos equipamientos de capitalidad como, por ejemplo, la casa-cuartel de la guardia Civil, u otros a sugerir, deben ser evaluados».
Y es que, concluye, cuestiones como «su relación visual y física con el Casco; los usos urbanos dominantes del sector; las formas de integración y puesta en valor del patrimonio, son cuestiones tan abiertas como contradictorias», lo que requiere la búsqueda de «la consistencia necesaria para asegurar su buena integración», siendo el Casco de Toledo «un buen ejemplo de esta imbricación».