El macrohotel está proyectado sobre restos del foro romano

F. J. R.
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En varias de las 11 parcelas que abarca el hotel afloran muros con grandes sillares de piedra caliza blanca del antiguo foro romano de la ciudad

El macrohotel está proyectado sobre restos del foro romano - Foto: Yolanda Lancha

La Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Toledo fue informada hace días del proyecto de construcción de un macrohotel en el Casco Histórico. Se trata de un Plan Especial de Reforma Interior (PERIM) cuyo objetivo es dar un uso hotelero a once inmuebles que se concentran entre la calle la Plata y los Bécquer y desde el callejón de San Ginés a Santa Justa. En total, 2.177 metros cuadrados de superficie para construir.

La noticia del proyecto, adelantada por La Tribuna, ha generado todo tipo de opiniones al respecto, que inciden especialmente en el conflicto que existe en la zona histórica de la ciudad entre el avance del turismo y la conservación del patrimonio.

Con todo, hay un factor que ha sido pasado por alto de momento, y que no está incluido en la documentación que la empresa promotora del hotel, ‘Delfín SA’, ha remitido al Ayuntamiento.

Se trata, ni más ni menos, que el control arqueológico obligatorio que hay que realizar antes de comenzar las obras, unos trabajos indispensables que indicarán sin ningún margen de duda que la zona es especialmente caliente en cuanto a restos arqueológicos se refiere.

Con los recientes hallazgos de restos de la muralla omeya (siglo X) o de dos bóvedas del anfiteatro romano (siglo I), se ha despertado de nuevo el interés arqueológico en una ciudad prodiga en ese terreno. Lo que la mayoría de los toledanos no sabe es que en la zona donde se piensa levantar el macrohotel se tiene la certeza que en su día fue el espacio indicado para construir el foro romano de la ciudad.  Se trata de una de las partes más importantes del modelo de ciudad romana que varios arqueólogos, arquitectos y técnicos del Consorcio llevan delimitando desde hace tiempo.

Obras en varias casas del entorno han sacado a la luz desde hace años señales inequívocas de que el foro está en esa zona, desvelando incluso que se asentaba en una meseta artificial construida para tal fin y de la cual aún quedan evidencias. Como un criptopórtico romano o los restos de un togado, una  representación escultórica de un alto personaje de época romana ataviado con la característica prenda de donde toma su nombre, que se encontró en 2008 tras unas obras en un inmueble de la calle la Plata.

El hecho de que la impresionante calzada romana que hay bajo el Cristo de la Luz se adentre en la ciudad de norte a sur, indica que conducía al foro según la distribución clásica de las ciudad romana. Y que las termas de Amador de los Ríos estén a escasos metros solo corroboran que en algún lugar de esos 11 inmuebles donde se piensa levantar el macrohotel estuvo hace muchos siglos el foro romano de Toledo.

Las pruebas son tantas que incluso los restos afloran en los solares. En el de Bécquer número 5 se puede ver un perfecto paramento romano ejecutado con sillares de grandes dimensiones de piedra caliza blanca. Ese muro continúa por varios inmuebles de la zona y se complementa con la existencia de dos aljibes romanos muy próximos y la cercanía, además, de las Cuevas de Hércules.

Con todo, el Plan Especial de Reforma Interior presentado al Ayuntamiento para la constricción del hotel no menciona ni una sola línea de eso. Solo se hace referencia a que varios edificios afectados tienen protección patrimonial por elementos arquitectónicos, pero nada de lo que hay, o puede haber, bajo tierra.

Por eso motivo, tampoco sorprende que el proyecto presentado no pretenda excavar ni lo más mínimo. El Toledo romano suele aflorar a tres metros de profundidad, y aunque el macrohotel contempla un aparcamiento para 20 coches, ésta proyectado a nivel de suelo, entrando desde la calle de la Plata.

Sin duda, el proyecto presentado puede sortear los escollos para comenzar su construcción, pero realmente lo que habrá que estudiar con detenimiento es si se va aprovechar la oportunidad para desenterrar y ver qué queda del foro romano de la ciudad o, simplemente, se volverá a construir encima.