El lema de este año para conmemorar el día de la arquitectura es ‘Ahora lo hacemos posible’. Y más factible será con la llegada de 48 millones de euros para el sector procedentes de los fondos europeos, ¿no?
El lema se elige porque es una cita histórica para el país, para la región y para Toledo. Con esos fondos se establece un objetivo sustancial, que es la remodelación de nuestro parque de viviendas. El 72 por ciento de las de nuestra provincia tienen más de 20 años. Es evidente que la vida útil de una vivienda está cerca de los 50 años, pero cuando ya tienen 20 se producen efectos como que ya no son accesibles o no son eficientes, porque se hicieron con normativas antiguas. Por este motivo, si destinamos estos fondos a reducir el consumo de estas viviendas y a mejorar la habitabilidad de sus ocupantes, habrá cambios. Primero, en el valor del inmueble, y segundo, en la incidencia de este en la contaminación.
Esa rehabilitación energética de la que habla está cada vez más presente en todos los sectores. ¿Por qué tenemos que avanzar también hacia un modelo de viviendas más sostenible?
Porque la construcción y el mantenimiento de los edificios tienen gran parte de culpa de la contaminación que sufrimos actualmente. Venimos de sufrir Filomena y las riadas, de ver caer en dos días la lluvia que antes caía en un mes. Esto es fruto de esa contaminación que nosotros creamos y que debemos atajarla en el propio proceso constructivo con una mayor eficiencia energética. Debemos hacerlo mediante procesos industriales o bien con elementos con baja huella de carbono. Esto repercutirá no solo en los niveles de contaminación, sino en los gastos que tienen que afrontar los propietarios por usar esos edificios. Hay viviendas de consumo casi nulo, generan más de lo que consumen, con recursos como instalaciones fotovoltaicas, ascensores que recuperan energía cuando bajan o bombas de calor con recuperadores de calor en cubierta. El coste inicial es algo superior pero a largo plazo nos beneficiamos todos de ello.
En las últimas fechas, ¿han aumentado estas instalaciones por petición propia del cliente?
Sí, y ahora más aun con la subida del precio de la energía. Un restaurante no puede poner el horno por la noche para ahorrar si tiene que dar comidas, por lo que optan por energías alternativas. Llevamos instalándolas mucho tiempo, sobre todo para el propio autoconsumo, que busca reducir la factura. Puede que este «boom» se relaje próximamente, pero son medios que han venido para quedarse.
Esa rehabilitación energética será uno de los temas a abordar en la futura Convención Internacional de la Arquitectura Técnica que se va a celebrar el año que viene en Toledo. ¿Qué supone para los arquitectos toledanos que este evento se celebre en la ciudad?
Es un orgullo que nuestros compañeros técnicos sean los anfitriones. Eso lo primero. Pero este evento ya no es importante tanto para la especialización sino para atraer mano de obra. Es un asunto preocupante. Necesitamos mucha mano de obra, y que esté suficientemente preparada para acometer esa renovación de 500.000 viviendas que se pretende abordar con los fondos europeos. En Toledo, tocaría rehabilitar 4.800 viviendas en dos años y, actualmente, no tenemos mano de obra suficiente para llevarlo a cabo. Hago un llamamiento a las administraciones para que aumenten los recursos de formación y llamar así la atención de los jóvenes. Y lo necesitamos antes de que lleguen los fondos.
En el Colegio de Toledo la actividad se ha aumentado en un 20 por ciento con respecto al año pasado, que no fue precisamente malo. Y aun así, ya estamos teniendo problemas con la subida de los costes de construcción, con las materias primas, y con la saturación de las empresas locales. Esto provoca que las propias compañías nos den fechas de construcción para dentro de un año o dos. Si ahora metemos 4.800 viviendas, se va a necesitar mucha mano de obra.
¿Esa rehabilitación energética también afecta a los edificios patrimoniales?
Principalmente, no. Afecta a los inmuebles donde vivimos o trabajamos. Aunque suene redundante, en el patrimonial, lo que prima es el patrimonio. Se pueden abordar detalles de iluminación o climatización, pero ahí lo que importa es que los profesionales sean lo más respetuosos posible. No nos importa tanto que haga frío en la Catedral como que reluzca como lleva haciendo durante siglos.
Sobre los daños de Filomena o las últimas DANAS a toro pasado es habitual escuchar que no se puede construir en determinadas zonas, sobre arroyos, etc...¿Qué hay de cierto en esas expresiones y hasta qué punto se tienen en cuenta a la hora de edificar?
A efectos urbanísticos hay muchos municipios toledanos que cuentan con un plan municipal de hace 40 años. La defensa ante este tipo de incidencia no existía porque no existían estas incidencias. Se calculaban las escorrentías, las opciones de saneamientos, los arroyos se encauzaban para evitar problemas...pero este tipo de avenidas con tanto caudal que hemos vivido recientemente no están siquiera contempladas en nuestras pautas. Es imposible calcular para evacuar 100 litros por metro cuadrado en una hora porque habría que diseñar unas bajantes que serían más grandes que los propios pilares del edificio. Filomena era un fenómeno inesperado. No podemos dejar nuestros edificios previstos para estas nevadas porque ha caído una en 500 años. Destinar recursos para prevenir aquello que no es usual es un gasto extra para todos. Por eso es importante invertir en eficiencia energética, para revertir los efectos del cambio climático.
A menudo tienen que lidiar con el impacto medioambiental que suponen sus proyectos, ahora en Toledo se estudia el que pueda causar la futura conexión entre Azucaica y el Polígono. ¿Ve peligrar esa acometida?
No peligra. Los estudios medioambientales pretenden valorar cuál es la alternativa que menos impacto tendría en esa zona. Hay que tener en cuenta que un atasco diario, como se produce ahora en el único acceso al Hospital, también tiene su impacto medioambiental. Hay inconvenientes que ya están ahí, independientemente de los nuevos que genere la obra. Los profesionales medioambientales se encargan de elegir la mejor alternativa.
El Ayuntamiento aprobó hace unas semanas la tramitación de la anulación del PAU de La Peraleda. ¿Qué haría usted en este recinto?
Es un tema complejo. El triste fallecimiento del anterior arquitecto municipal dejó varios planes del Ayuntamiento en el aire. Uno de ellos es la rehabilitación del Casco Histórico y otro es el necesario nuevo POM que necesita la ciudad. Ahora mismo Toledo está trabajando con un plan general del año 1986, con una modificación puntual 28 que solamente afecta al suelo urbano ya desarrollado, y que necesita instrumentos suficientes para continuar hacia adelante. La anulación del PAU era un hecho normal, al igual que la afirmación de que en Vega Baja no se puede edificar en las condiciones actuales.
Ave Madrid – Lisboa con parada en Toledo. Ante este proyecto el Ayuntamiento traslada al Ministerio de Transportes una serie de propuestas. Una de ellas es crear una nueva estación en el barrio del Polígono. ¿Es la mejor opción?
En mi opinión, lo que proponía el ministerio no tenía mucha justificación. Sobre todo porque la infraestructura que habría que originar para sacar el Ave afectaba visualmente a todo el entorno de Toledo. Es decir, creo que la plataforma de salida pasaba por encima de la estación de autobuses, y me parece una auténtica insensatez. Al usuario de esta línea lo que le importa es que las conexiones sean lo más rápidas posibles y al vecino le da igual trasladarse a Santa Bárbara que unos minutos más hasta el Polígono. Si hablamos de cascos históricos hay que ser tremendamente respetuoso. El impacto que puede tener esa infraestructura, que ya sería para siempre, sería irreversible.