Sinopsis oficial
Un contagio zombi se propaga por toda la península de Corea, convirtiéndola en un territorio postapocalíptico. Cuatro años después, un grupo de mercenarios se adentra en la zona cero en una peligrosa misión para recuperar un camión perdido con un botín millonario.
La crítica -
Por Juana Samanes
Secuela de la película coreana Train to Busan (2016) que, con todo merecimiento, se ha convertido en un referente en el cine de zombis.. Como su predecesora se trata de una película fantástica con mucha acción y toque de terror.
Cuatro años después de que Corea de Sur haya quedado aislada tras la infección por el contagio zombi, unos mafiosos de Hong Kong alistan a un equipo de coreanos, que malviven en la populosa ciudad, para que vuelvan a la península para recuperar un furgón que lleva en su interior un fabuloso cargamento de dinero. En esa peligrosa misión en la zona cero se encontraban sorpresas que no esperaban.
Si de Train to Busan asombraba porque prácticamente todo el argumento transcurría en ese medio de transporte, mientras unos valientes ciudadanos luchaban por sus vidas, aquí hay muchos más escenarios pero el suspense funciona igual de bien al introducir en la trama personajes carismáticos, como ese madre coraje que ha criado en ese escenario postapocalíptico a dos hijas, una adolescente y otra niña, llenas de recursos no solo para salir indemnes de los ataques constantes de los muertos vivientes sino de la amenaza que comportan un grupo de ex soldados que se han convertido en unos verdaderos salvajes, porque cuando el hombre pierde la esperanza, y el sentido del mal, se transforma en una bestia.
Trepidante de principio a fin, donde caben también persecuciones de coches que nada tienen que enviar las de la saga Fast and Furious, como ocurría en la primera entrega en Península se presta detalle a la importancia de la naturaleza de cada hombre, de ahí que incluso en los momentos más comprometidos algunos opten por arriesgar la vida por sus semejantes o por intentar salvar “su pellejo” de cualquier forma y pese a quien pese.
Un gran trabajo de maquillaje, un ritmo endiablado y unos diálogos breves pero adecuados marcan este film en el que se percibe su origen asiático en el tratamiento de algunos malvados (demasiado histriónicos) o en ciertos momentos emotivos que rozan la cursilería. A pesar de ello, un buen producto de cine palomitas, que se apunta a la moda de “las chicas son guerreras”