Toledanos de cine (VIII)

José García Cano
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«José Santugini Parada fue un humorista, escritor, guionista y director de cine, que nació en Toledo un 12 de septiembre de 1903»

Toledanos de cine (VIII)

José Santugini Parada fue un humorista, escritor, guionista y director de cine, que nació en Toledo un 12 de septiembre de 1903. Su padre fue Guillermo Santugini Romero, magistrado del Tribunal Supremo que vino trasladado a Toledo desde Murcia en 1901 y posiblemente influenciado por la profesión de su padre, José Santugini estudió la carrera de Derecho, si bien fue en Málaga donde cursó previamente los estudios de bachillerato. Su madre fue María de las Mercedes de Parada y Abascal, la cual contrajo matrimonio en 1895 con Guillermo Santugini en la parroquia de San Pedro de la localidad de Huete (Cuenca). Muy joven comenzó a frecuentar las famosas tertulias madrileñas de la época como la del Café Europeo, donde coincidiría con el conocido Enrique Jardiel Poncela, a quien ya conocía de las aulas de la facultad de Derecho. Cuenta Santiago Aguilar en un fantástico y documentado trabajo sobre Santugini, que sus noventa kilos le valieron el familiar nombre de Pepe, con el que sus allegados y familiares le conocían. Sabemos que se casó, ya que según una crónica que nos dejó Enrique Herreros (hijo), era habitual verle acudir a los estrenos «con su físico imponente y su mujer menudita con la cara picada de viruelas».

Los inicios profesionales como humorista de José Santugini surgieron dentro de sus colaboraciones en la conocida revista Buen Humor, cantera de muchos escritores de este género en aquella época. Precisamente en poco más de un mes, se cumplen ahora los cien años de la primera colaboración de Santugini en esta revista, en la que llegó a escribir casi un centenar de colaboraciones. También escribió decenas de cuentos y artículos que fueron publicados en otras prestigiosas revistas y diarios como Blanco y Negro (y en su suplemento infantil Gente menuda), en Nuevo Mundo, La Esfera o Estampa. No quiero olvidar las reseñas y colaboraciones -casi siempre en tono de humor- que Santugini realizó habitualmente para la publicación Cinegramas, una de las primeras revistas cinematográficas españolas, que desgraciadamente desapareció al inicio de la Guerra Civil española. Muy pronto se apasionaría por la cinematografía y le encontramos trabajando como director artístico en la Sociedad Anónima General de Espectáculos (S.A.G.E.), la cual construyó el cine Palacio de la Música de Madrid, una de las primeras salas que contó con un equipo para cine sonoro. Ejerciendo ese cargo tuvo la posibilidad -y el acierto- de traer a España las primeras películas del inolvidable Boris Karloff y las primeras películas habladas de Stan Laurel y Oliver Hardy.

Su labor como director se ciñe solamente a un título, la película Una mujer en peligro, (1936), entre la comedia y el terror, la cual fue estrenada muy poco antes de la Guerra Civil, hecho que motivó el parón laboral como director de Santugini. Esta única película que dirigió Santugini fue producida por Atlantic Films y tuvo como protagonistas a dos estrellas de aquellos años 30: el galán hispanoamericano Enrique del Campo y Antoñita Colomé, siendo un film muy aclamado en la época recibiendo buenísimas críticas.  Después de la Guerra Civil, encontramos a Santugini retomando su labor como escritor y guionista con la comedia Viaje sin destino (1942), que dirigió Rafael Gil. Al poco tiempo adaptó el texto de La torre de los siete jorobados (1944), dirigida por el inolvidable Edgar Neville y que hoy se recuerda como una película de culto, ya que, para aquella época, mezclar géneros como el terror, el sainete, la intriga o el cine fantástico no era nada habitual; ese mismo año también escribió el guion de Doce lunas de miel (1944) que dirigió el director húngaro afincado en España Ladislao Vajda, para el que escribiría varias películas de la época, que serían importantes éxitos y con las cuales obtuvo un merecido reconocimiento, la mayor parte de ellas realizadas por los Estudios Cinematográficos Chamartín, una importante productora española que funcionó desde 1941 hasta 1959 y cuyo complejo, con el tiempo, pasó a formar parte de los estudios de RTVE con el nombre de Estudios Buñuel. Algunos de los títulos que Santugini escribió para Vajda, fueron: Séptima página (1952), la adaptación de la famosa zarzuela Doña Francisquita (1952), un clásico del bandolerismo español como Carne de horca (1953), Tarde de toros (1956), Mi tío Jacinto (1956) o El cebo (1958). 

Toledanos de cine (VIII)Toledanos de cine (VIII)Entre otros guiones escritos por Santugini, se encuentran los de Brigada criminal (1950), Ronda española (1952), Congreso en Sevilla (1955), La estrella del rey (1957), Un ángel pasó por Brooklyn (1957), El marido (1959), Las de Caín (1959) y S.O.S., abuelita (1959). Gracias a su facilidad para escribir, pudo desarrollar guiones sobre diferentes géneros -no solo el humorístico- como el policiaco, el fantástico, el musical, el de terror, que por cierto le apasionaba, etc. 

Cuando se publicó la noticia sobre la muerte de José Santugini, sucedida en Madrid un 11 de abril de 1958, se dijo de él que moría el que posiblemente era el mejor guionista cinematográfico que había en España en esos momentos. De hecho, se le concedieron varios premios y reconocimientos como varias medallas al mejor guion del Círculo de Escritores Cinematográficos en los años 1951, 1953, 1956 y medalla al mejor argumento original en 1960 por El hombre que perdió el tren. Como dijo Méndez Leite en 1965  sobre José Santugini y su éxito en tantas facetas como desarrolló, fue porque «conocía como pocos los secretos del arte cinematográfico». A mi juicio, nos encontramos ante uno más de los toledanos desgraciadamente olvidados que dedicaron su vida al cine, a la literatura y a hacer pasar maravillosos ratos a tantos y tantos lectores y cinéfilos con sus lecturas, cuentos y guiones; por ello creo que José Santugini Parada merece su hueco y reconocimiento en la historia del cine español, como toledano de cine que fue.