Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


La telenovela

07/05/2024

A mediados de los años ochenta (hace nada), las telenovelas irrumpieron demoledoras en los hogares españoles. Acostumbrados los españolitos a los seriales radiofónicos mañaneros, este género televisivo gobernó esa década en las sobremesas con tiranía feudal. A esas horas, de manera confesa o delictiva, buena parte del país se ponía delante del televisor para seguir los culebrones que, día tras día, atrapaban al personal de forma irremediable e inmisericorde. Fueron años en los que España y su movida descubrieron el melodrama edulcorado con acento caribeño. A ritmo de guarachas y boleros, comprendimos que el mundo iba más allá de Falcon Crest.
Existe una opinión generalizada en atribuir a "Los ricos también lloran", el protagonismo y responsabilidad del éxito telenovelero. De origen mexicano, fue exportada a más de 120 países y doblada a 25 idiomas. Los que la vieron, recordarán aquella historia de amor entre la humilde Mariana y el rico Luis Alberto, y cómo provocó el salto a la fama universal de Verónica Castro en el papel protagonista. Los que no la vieron, tendrán problemas para calibrar lo que significó esa revolución televisiva.
Después vendría desde Venezuela "Cristal", que hizo que España estuviera pendiente, durante 190 capítulos, de Cristina y sus cuitas sentimentales con un galán engolado a más no poder. A este éxito sin parangón, pero ya en los primeros años de los noventa, seguirían "la Dama Rosa" o "Rubí". Y así hasta alcanzar el clímax televisivo, con la inigualable "Betty la Fea".
Al Caribe, padre generador de esas históricas telenovelas, le ha sustituido Turquía como pila bautismal del género. Actores y actrices de marcada y elogiada belleza física otomana, captan ahora en su madeja argumental la atención del espectador. Una audiencia ansiosa por seguir el hilo amoroso del capítulo. También las frustraciones, chantajes, bulos, traiciones, difamaciones, deslealtades y ansias desmedidas de enriquecimiento que componen las miserias y virtudes del género humano.
A la vista de los últimos acontecimientos y noticias, la telenovela parece instalada en la política española. Y con bastante éxito. De hecho, a los críticos de televisión (y al público en general) les resulta difícil discernir quién copia a quien: si algunos políticos a los actores de telenovela, o viceversa. 
En la telenovela que reina hoy en la vida política hay cierto tufillo narrativo venezolano. Convive con la tradición hispana, siempre fiel a un relato granado de pasiones humanas y tejemanejes de faltriqueras. Este, quizá, sea el éxito de la telenovela que ha tenido estos días genuflexo y perplejo a España. Un argumento que defiende que, mezclar amor y poder, siempre trae problemas. Más tarde o más temprano, la vida demuestra que el bolsillo y el corazón no son buenos compañeros de viaje. Y menos si conviven en un Palacio desde donde se ejerce el poder.
La originalidad de esta última telenovela "made in Spain", es que apenas deja tiempo para la reflexión. Sus últimos capítulos han superado la capacidad de sorpresa del público en general. Los guionistas, en esta ocasión y hay que reconocerlo-, se han superado. 
Atentos a los próximos capítulos que bien podrían llamarse "Aquí no hay quien viva" o "La que se avecina".

ARCHIVADO EN: España, Idiomas, Turquía