Seguro que a Miguel de Cervantes, creador del simpar personaje de Don Quijote de la Mancha, le cuadra que su ingenioso hidalgo sea capaz de deshacer entuertos como los que crea el urbanismo descontrolado, siendo capaz de ser más gigante que aquellos molinos de viento contra los que cargaba. Porque en ese desafío le ha embarcado una curiosa alianza formada por el Ayuntamiento de Quintanar de la Orden y un colectivo artístico, dispuestos a embellecer con la imagen más grande que se conoce de El Quijote la fea fachada de un edificio de ocho alturas plantado en mitad del centro histórico de la cabecera de La Mancha toledana desde 1968.
Esta intervención pictórica en el invasivo rascacielos, situado para más inri junto al campanario de la iglesia de Santiago Apóstol, comenzará ya mismo y estará lista en unos ocho días, según han avanzado sus promotores y el alcalde quintanareño, Carlos Madero. Hay prisa, toda vez que desde el año pasado espera al caballero de la triste figura su amada, Dulcinea del Toboso, ya retratada en otro gran edificio del ‘skyline’ del centro histórico de la villa manchega.
El ‘padre’ de esta iniciativa es el quintanareño Antonio González Villajos, experto en arte formado en universidades españolas y británicas que se presenta como ‘curador’ de espacios urbanos degradados. Ha lanzado estas intervenciones pictóricas en su localidad de origen con el propósito de «construir un lugar mejor sin destruir lo que tenemos». Para ello, ha apostado por el arte callejero nacido de expresiones urbanas como el grafiti. Así, el mural de Dulcinea fue efectuado el año pasado por Milu Correch, afamada muralista argentina. Ahora, se subirán al andamio dos artistas. Uno es Inti Castro, pintor callejero chileno con una obra muy cotizada y que ha dejado murales en diversos puntos del mundo como París, que plasmará al Quijote. Otro es Antonio Laguna, pintor de la ciudadrealeña Almagro que lleva cerca de veinte años dedicado al mundo del arte urbano y ha expuesto en galerías de todo el Mundo. Pintará un mural relacionado con la arriería o transporte de mercancías en carruajes de tracción animal, práctica muy arraigada en Quintanar de la Orden desde la Edad Media al siglo XIX.
La originalidad de la iniciativa viene marcada porque parte de los más de 10.000 euros necesarios para cambiarle la cara al feo edificio vendrán del cada vez más usado ‘crowfunding’. Unos 60 cofinanciadores han respondido a la petición de ayuda lanzada en la página web del proyecto, a los que se sumará el Ayuntamiento de Quintanar con una aportación de 6.000 euros.
El alcalde de Quintanar celebra esta iniciativa que cambiará una aberración arquitectónica por una gran obra de arte que dará un giro a la imagen del municipio. «Realmente, no sabemos como será este Quijote porque los artistas lo guardan en su cabeza. Tenemos nuestra inquietud por saber cómo quedará, pero hemos visto otras obras de autores como Inti y creemos que quedará bastante bien», comentaba.