El botellón en Martin Luther King también molesta a los vecinos

J. Monroy | TOLEDO
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El vandalismo es a diario, desde hace tres años. Hay días que dura hasta las seis y media de la mañana. Se suceden ruidos, tráfico de droga y orines. También hay perros sueltos

El botellón en Martin Luther King también molesta a los vecinos - Foto: Yolanda Lancha

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Los problemas de botellón, vandalismo y molestias para los vecinos en Palomarejos no se reducen a la pista deportiva de la calle Nelson Mandela. Residentes del entorno también han hecho patente su preocupación por lo que ocurre casi a diario en la plaza Martin Luther King (antigua Antonio Rivera).

Se trata de la plaza central del antiguo barrio de Palomarejos, rodeada por varios bloques de viviendas. Residentes de calles como Clara Campoamor (antigua Voluntarios de Toledo), cuyos pisos por la parte de atrás dan a la Martin Luther King denuncian que vienen aguantando desde hace tres o cuatro años botellones a diario, de lunes a domingo, en muchas ocasiones, como hoy hace justo una semana, hasta las seis y media de la mañana.

El problema se desarrolla en concreto en un pequeño parque de tierra con columpios para niños. El botellón se repite tanto en verano, como en invierno. Los implicados, denuncian los vecinos del entorno, se dedican a orinar en los árboles, fumar mariguana, traficar con drogas, beber alcohol desde las diez de la mañana hasta que su cuerpo aguanta. Además, denuncian los residentes del entorno, allí dejan sueltos perros de razas peligrosas sin bozal.

Los vecinos explican que tan sólo disponen de descanso de dos a tres de la tarde, cuando quienes allí van aprovechan para echar algo sólido en su estómago. Y cuando algún residente se queja de lo que sea (bien del ruido, de los perros o de que orinen delante de los niños que están a tan sólo veinte metros en los columpios) tan solo recibimos risas, más ruido y amenazas.

Denuncias a la Policía. Los vecinos se muestran cansados de tener que vivir en estas situaciones y que no llegue una solución. Continuamente, advierten, tienen que llamar a la Policía Local, en ocasiones más de una vez por noche. «¿Acaso por vivir en un barrio obrero tenemos menos derechos que personas que viven en otras zonas  de la ciudad? ¿Por qué en el casco histórico no se permite hacer botellón y yo tengo que aguantarlo a diario debajo de mi balcón?», se preguntan, al tiempo que reivindican una solución a estos problemas.