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Iniciativa Ciudadana comparte las críticas por el estado de abandono del entorno del palacio de Congresos. El colectivo vecinal se pregunta sobre todo por qué el Ayuntamiento no impide el botellón en el antiguo Miradero, pero también critica que no haya soluciones para problemas como el boj seco sobre la superficie, o la falta de señalización a las escaleras mecánicas.
El portavoz vecinal, Hilario Alarcón, se lamenta porque Iniciativa ya ha denunciado en varias ocasiones los problemas de la zona. El botellón en el Miradero es uno de los asuntos recurrentes en la Junta de Distrito, como el río o la peatonalización. Desde que acabaron las obras de la superficie, iniciativa viene advirtiendo que hay botellón en la zona final, las escaleras de acceso al garaje y en los accesos al Carmen. «Y sigue habiendo esa práctica, no sabemos por qué el Ayuntamiento no lo ataja», se pregunta. Alarcón recuerda a los responsables municipales que la lucha contra el botellón no es una represión a la juventud, sino «una cuestión que genera daños y costes al Ayuntamiento». El portavoz vecinal se refiere a las pintadas, suciedad y desgaste de las instalaciones denunciadas por este diario.
Finalmente, advierte Alarcón, «si está prohibido el botellón en el Casco histórico no se puede practicar una política municipal de guiño de ojo que permite infringir una norma municipal mientras que no llegue una denuncia». Es decir, que pide al Ayuntamiento que ataje un problema que conoce, aunque no haya denuncias.
Abandono y falta de señalización. En lo relativo a los arbustos de boj secos, Alarcón reconoce que puede ser una solución elegante, y que está incluso instalada en la ampliación del museo del Prado, pero en la práctica las condiciones climatológicas, la gran exposición al sol y también la falta de mantenimiento por parte de sus responsables, la planta está muy estropeada.
Alarcón se muestra convencido de que a la larga, se tendrá que sustituir el boj de la superficie del palacio de congresos por otra plantación más resistente, que soporte mejor los rigores del clima toledano y cuyo mantenimiento no tenga unos costes tan excesivos. Y «más tarde o temprano, el Ayuntamiento decidirá sustituirlo por una planta más resistente».
En lo relativo a la falta de señalización, Alarcón advierte que se trata de algo de sentido común. E independientemente de que sea perjudicial para el turismo o no, Toledo necesita tenerla simplemente para el uso por parte de los toledano. «Es obligación del Ayuntamiento tener bien señalizadas las calles, las rutas y los servicios», argumenta para reivindicar un esfuerzo municipal para colocar en el Casco las señales que sean necesarias.