A pesar de los pesares y de los muchos recortes, el Consorcio continúa invirtiendo en rehabilitación y divulgación de un patrimonio que, al fin y al cabo, es el motor turístico de la ciudad. Hecho que, sin embargo, no es tenido en cuenta a la hora de asignar presupuestos para estos menesteres.
Sea como fuere, y aprovechando que el entorno de la Plaza de Amador de los Ríos contiene importantes restos arqueológicos de los sistemas y procesos constructivos empleados en la ingeniería y arquitectura romanas de carácter civil, la nueva intervención se ha centrado en la ampliación de la excavación y en el mayor conocimiento de un entramado que, en su día, debió constituir un complejo termal monumental. Los estudios realizados en torno a este asunto estiman que el complejo, fechado en el siglo I-II d.C., pudo alcanzar una extensión mínima de 2.000 metros cuadrados.
En este sentido, el arquitecto encargado de este proyecto, José Antonio Rosado, se atrevió a afirmar que lo rescatado hasta el momento en la zona «puede suponer tan sólo un 30 por ciento del global». Así, lo descubierto en esta última actuación «es tan sólo una parte de lo que hoy sería la zona de calderas», ya que se ha hallado «la continuación de las trazas romanas del conjunto con sus zonas de servicio, galerías, calderas y espacios de climatización». Y puesto que la mayor parte de estos restos conservados se encuentran en propiedades privadas, el Consorcio ha vuelto a demostrar que es posible excavar debajo de un edificio en el que, a la vez, se estaban acometiendo reformas.
- Foto: David Pérez Con un presupuesto de 500.000 euros y con un plazo de ejecución que ha excedido de los 18 meses inicialmente acordados, las labores de recuperación vienen a mejorar la lectura de un conjunto que se encuentra fragmentado bajo las calles Alfonso X El Sabio, Nuncio Viejo y Amador de los Ríos. Se trata, por tanto y teniendo en cuenta los resultados de las sucesivas intervenciones arqueológicas realizadas en estos puntos, de un complejo que albergó las típicas instalaciones balnearias romanas dotadas de las necesarias galerías de servicio para su mantenimiento. En este sentido, el espacio se encuentra delimitado por dos conjuntos de cisternas tricamerales conectadas entre sí por una gran canalización abovedada que atraviesa el hipocausto. Otros conductos abovedados complementarios, según recoge el estudio, «sugieren que se trata de un complejo sistema de suministro y abastecimiento de aguas limpias».
Hay que destacar que el sótano intervenido ha pasado a ser propiedad del Consorcio de la ciudad, entidad que el próximo año será también la encargada de ejecutar las obras de rehabilitación en la fachada del callejón de Amador de los Ríos. Con este tipo de proyectos, desde el Consorcio se aboga por completar, en la medida de lo posible, esta suerte de puzzle arqueológico con el fin de ponerlos en valor.
Esta labor ha sido aplaudida tanto por el alcalde de la ciudad como por el concejal de Patrimonio y Cultura. Ambos han estado presentes en un recorrido en el que han sido informados de los hallazgos y, sobre todo, de su importancia para el mejor conocimiento de este conjunto conocido desde el año 1986.
Tras la visita, Emiliano García-Page destacó «el tesoro» que contiene «el suelo de una ciudad» que, apreció, «es la leche». Por ello, alabó el trabajo del Consorcio comprometiéndose a seguir «mimando» y «cuidando» el patrimonio, ya que «cada euro que se invierte en la ciudad se multiplica» por ser, el patrimonio, «una marca asentada y un sello de calidad» sustentado en «obras como esta». Por su parte, quiso Jesús Nicolás aprovechar el momento para instar a «mantener los presupuestos del Consorcio» necesarios para «recuperar nuevas páginas de la historia de Toledo».