La delegación de Hermandades y Cofradías que dirige el vicario judicial, José Antonio Martínez, se encuentra en plena organización del Vía Crucis Diocesano que el sábado 8 de marzo recorrerá diferentes calles del Casco Histórico desde la plaza de Zocodover hasta la Catedral Primada.
El acto, enmarcado en los prolegómenos de la Cuaresma, contará con el Cristo de Palafox que se venera en el Convento de los Padres Carmelitas Descalzos. La imagen procesionará por primera vez por las calles de Toledo y recorrerá las diferentes estaciones del Vía Crucis con el que desde el Arzobispado se persigue fomentar entre los fieles y cofrades el sacramento de la reconciliación.
Así, como explicaba Martínez, el Vía Crucis, cuyo inicio está previsto a las 16,30 horas, concluirá en la Seo metropolitana con un acto comunitario de la Penitencia y una oración. Junto a las hermandades y cofradías, la organización hará extensiva la invitación a participar a los diferentes movimientos de Apostolado Seglar, para seguir la línea trazada en el Plan Pastoral Diocesano 2013-2014.
La estaciones del Vía Crucis estarán distribuidas por el recorrido del Corpus desde la plaza de Zocodover a la Catedral, pero a la inversa. Es decir, el acto comenzará en el Arco de la Sangre, y la procesión continuará por la calle Comercio, plaza de las Cuatro Calles, Martín Gamero, plaza Mayor y Teatro de Rojas, para continuar hasta la calle Cardenal Cisneros y la Puerta Llana.
Tal y como adelantaba el responsable diocesano de Hermandades y Cofradías a este diario, junto al Cristo del beato Juan de Palafox y Mendoza, en cuatro puntos del recorrido se ubicarán pasos de la Semana Santa de la Diócesis, de diferentes localidades, que escenificarán cuatro momentos de la Pasión: Jesús Cautivo, Jesús con la Cruz camino del Calvario, Jesús crucificado y Virgen en su soledad.
Un Crucificado con historia. La imagen del crucificado tiene su origen en Alemania, en concreto en la ciudad de Preten, y se encontraba mutilado de brazos y piernas, siendo restituidos los primeros en plata. Otros documentos recuperados de la época, siglo XVII, desvelan que el beato colocó al Cristo en su oratorio particular, debajo de un dosel de terciopelo negro, guarnecido de oro, y que siempre fue con él, incluso en sus años de evangelización en las Indias.
El crucificado llega a Toledo desde Osma, diócesis cuya sede ocupó en calidad de obispo el beato Juan de Palafox y Mendoza, como herencia que el mismo obispo de Osma legó al cardenal y arzobispo Baltasar Moscoso y Sandoval, quien a su vez deja en el Convento de Padres Carmelitas Descalzos, en el que se venera desde el siglo XVII.
En la actualidad, el Cristo de Palafox ocupa un lugar destacado en el altar del templo conventual de la comunidad de Padres Carmelitas que en los últimos años vienen celebrando un Triduo Solemne en honor al crucificado el segundo jueves, viernes y sábado de Cuaresma, este año, 13, 14 y 15 de marzo.