El crucifijo de importante tamaño que apareció en el Pleno de investura de la Corporación municipal el sábado sigue dando que hablar. En este caso, el portavoz del Grupo Municipal Popular, Jesús Labrador, opina que se ofreció «un espectáculo lamentable» durante esta sesión al quitar y poner el crucifijo durante la toma de posesión de los concejales, dado que los nueve del PP reclamaron la presencia del símbolo religioso y los 16 restantes no.
Labrador explica que la legislación establece la posibilidad de jurar o de prometer, pero el primer caso «tiene la especificación de poner a Dios por testigo». Por tanto, la fórmula para hacerlo es ante la Biblia o el crucifijo. Por este motivo, el portavoz del PP no entiende la polémica suscitada y, sobre todo, el trajín que hubo con el símbolo religioso que se mudaba de la mesa al suelo y viceversa para evitar que el crucifijo estuviera presente en la toma de posesión de los concejales que les bastaba con el ejemplar de la Constitución.
Labrador considera que la presencia del crucifijo no debería haber ocasionado este protagonismo porque su grupo solicitó el símbolo religioso durante la reunión que se mantuvo en el Ayuntamiento tres días antes de la sesión de investidura, un encuentro en el que estuvieron presentes también los representantes de los grupos y sirvió para dar los últimos retoques a la organización del acto. Por tanto, el portavoz del PP cree que podría haberse evitado «el espectáculo de subir y bajar el crucifijo» que sufrió el secretario general del Pleno, César García-Monge, durante la sesión.
En esa reunión previa de los grupos no ha quedado tan claro que el Partido Popular solicitara el crucifijo para la toma de posesión. Según ha podido saber La Tribuna, no hubo una petición formal del símbolo religioso y sólo hicieron referencia al tema de pasada algunos concejales del Partido Popular.
La polémica del crucifijo también alcanzó a otros partidos. Tanto el PSOE como Ganemos se tomaron las escenas del juramento del cargo de los concejales del PP como una provocación y no entendieron la necesidad de querer jurar ante un crucifijo de grandes dimensiones. En este caso, muchos de los concejales lo criticaron a su salida del Ayuntamiento el pasado sábado, puesto que consideraban que tampoco se había cursado una petición formal para que el símbolo religioso figurara al lado de la Constitución en la toma de posesión de la nueva Corporación.
En este caso concreto, a Jesús Labrador le resulta «curioso» que otros partidos políticos se hayan tomado el tema como «una provocación» y deja claro que simplemente se trata «del ejercicio legítimo de un derecho» al que podían acogerse los concejales.