Varios guardias de asalto protegidos por una barricada, dividida por una robusta columna blanca, apuntan con sus armas hacia algún lugar que queda fuera de la imagen. Uno de los guardias, con brazalete republicano, maneja una ametralladora Hotchkiss de 7 milímetros, mientras que el otro carga los peines de munición.

El punto de partida lo encuentra Vega en el fondo de la imagen, los sacos terreros de la fábrica de Valderribas, «muy comunes en las barricadas toledanas durante el asedio», explica.

Una escena que se recoge también, aunque desde otros ángulos, en imágenes tomadas por otros fotógrafos, como la de Videa que fue portada de la publicación Mundo Gráfico del 23 de septiembre de 1936, o algunas otras en la colección Vincent Doherty -las cuales se pueden consultar en el catálogo virtual del Archivo Municipal- que también facilitan la localización de esta fotografía de Capa en Toledo.

Descubre así que esta fotografía está tomada «desde uno de los balcones el Museo de Santa Cruz, que se encontraba en primera línea de fuego, muy cerca del Alcázar, el Gobierno Militar y las dependencias cercanas a la cuarta cuadra», explica Vega.

Un balcón al que hoy se accede desde el patio del Museo, pasando desapercibido para numerosos visitantes. Un vano -hoy acristalado- que se abre hacia la plaza de las Concepcionistas, ofreciendo una completa visión de los edificios vecinos, en los cuales aquel septiembre de 1936 se encontraban diversos pabellones.

Pero esta no es la única fotografía que Vega consigue localizar en la colección de Robert Capa tomada en la ciudad de Toledo.