Una temperatura agradable, una plaza del Ayuntamiento abarrotada y mucha devoción se respiraba ayer por la mañana poco antes de que apareciera la primera talla, la Virgen de la Antigua de Mora, recientemente coronada, hacia la Catedral. Buena parte del Casco Histórico se convirtió ayer en un detallado itinerario por el que desfilaron nueve imágenes de la Virgen María procedentes de distintas localidades de la provincia, que pronto se fundieron en un espiritual encuentro con la Virgen del Sagrario, patrona de Toledo, que aguardaba en el interior del templo para recibir a las otras ‘madres’.
La procesión comenzó a las nueve de la mañana desde la Iglesia de San Ildefonso, que recibió el viernes a las nueve imágenes y celebró ese día una vigilia a la que asistieron numerosos fieles que no quisieron perderse el desfile de Vírgenes de distintas localidades, algunas más conocidas que otras, aunque todas ellas despertaron admiración y arrancaron aplausos.
Buena parte del público tenía presente el itinerario del cortejo procesional, ya que recorre las mismas calles que la Custodia durante el Corpus Christi, que se ha celebrado hace un mes. Si bien, muchos de los toledanos y turistas que se apuntaron a este encuentro mariano con el que se clausura el curso pastoral en el Año de la Fe prefirieron acercarse a la Plaza del Ayuntamiento y coger un buen sitio para disfrutar de la procesión a pesar de que hasta las once de la mañana no llegó ninguna de las imágenes. Una a una, acompañadas por sus cofradías, se acercaron a la Catedral desde Arco de Palacio en una ordenada hilera donde se apreciaban ricos mantos y bellas coronas.
- Foto: Yolanda Redondo
la procesión. La Virgen de la Antigua de Mora, abrió el cortejo procesional y llegó con puntualidad a las inmediaciones de la Catedral, donde aguardaba el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, para recibir a todas ‘las madres’ antes de celebrar una misa en el rito hispano-mozárabe. A pocos metros, la Virgen de la Muela, de Corral de Almaguer, que también se ha coronado este año, aparecía acompañada de fieles. A estas tallas se fueron sumando la Virgen de la Piedad, de Villanueva de Alcardete; la Virgen de la Salud, de la Iglesia de Santa Leocadia; la Virgen del Prado, de Talavera de la Reina;la Virgen de la Esperanza, también de Toledo capital, concretamente de la Iglesia de San Cipriano;la Virgen de la Piedad de Santa Olalla;la Virgen de los Remedios, de Ocaña, -recibida entre pétalos- y la Virgen de la Caridad, de Illescas, que entró en la plaza por Arco de Palacio arropada por interminables aplausos.
El silencio se impuso poco antes de que Rodríguez Plaza pronunciara unas palabras: «Todas estas imágenes coronadas de María son síntesis de la fe de un pueblo que la reconoce como madre y señora».
A continuación, las imágenes fueron entrando a la Catedral por la Puerta Llana donde esperaba la Virgen del Sagrario, la patrona de Toledo. La talla del siglo XIII, que acaba de ser restaurada, apareció sin manto, y recibió una a una al resto de ‘madres’ antes de la oración.