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Compartir charla con Julia Méndez Aparicio y hacerlo sobre la Colección Borbón-Lorenzana es de lo más atractivo y evocador para una tarde de sol y lluvia. A sus más de 80 años vuelve a publicar y a arrojar luz sobre los volúmenes de los siglos XV y XVI que se conservan en la colección que hoy custodia la Biblioteca de Castilla-La Mancha tras la reunificación del fondo bibliográfico de la Biblioteca Arzobispal en 1966.
En esta ocasión, la autora publica bajo el sello editorial Cuarto Centenario, con la calidad de diseño e impresión que caracterizan a cada una de las publicaciones de la editorial toledana. Julia presentará esta tarde en la biblioteca regional, en el Alcázar, el catálogo de las encuadernaciones mudéjares de los siglos XV y XVI que se conservan en la Colección Borbón-Lorenzana. Estos libros proceden de los conventos suprimidos por la desamortización de Mendizábal y pasaron a la Biblioteca Arzobispal gracias a la gestión del cardenal Francisco de Lorenzana (1722-1804) que ya había conseguido anexionarse los fondos de los Jesuitas, al suprimirse esa Orden en tiempos de Carlos III.
«Estamos ante una colección que tuve que mimar mucho, es una de las mejores de fondo antiguo de Europa con más de un centenar de incunables -libros impresos durante el siglo XV- y 10.000 tomos del siglo XVI», explica y recuerda, pues gracias a su labor al frente de la dirección provincial de bibliotecas la Borbón-Lorenzana pasó al Estado con un ambicioso proyecto de conservación y restauración que permanece y que la Biblioteca regional expone cada año en muestras monográficas en su sede del Alcázar.
La investigadora y bibliófila cumple uno de sus sueños, la publicación del catálogo de encuadernaciones mudéjares que tantos años de estudio, trabajo e investigación le ha llevado. «La colección posee 123 encuadernaciones mudéjares y 532 renacentistas», explica en relación a los motivos decorativos empleados en el embellecimiento de las cubiertas.
Entre las aportaciones más importantes que Julia ha realizado en el ámbito de la catalogación de encuadernaciones mudéjares está, precisamente, el dar nombre a los hierros que se emplearon en la realización de las artísticas cubiertas de piel.
Así, la terminología acuñada por la autora a los hierros es la que han seguido otros investigadores como la facultativa del Servicio de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional de España, Isabel Ruiz de Elvira, para la catalogación de 43 ejemplares de encuadernaciones mudéjares de la Catedral de Segovia, entre otros.
«Maravilla comprobar como con recursos a veces tan escasos como el empleo de un solo hierro, con el añadido de un grupo de filetes, pueden lograrse efectos visuales de gran belleza», explica con la satisfacción de ver en tinta y papel el catálogo que desde ahora servirá de referencia para conocer al detalle las encuadernaciones que como indica se realizaron en los siglos XV y XVI en Segovia, Cataluña y Aragón.
En este sentido, la también directora honorífica de la Biblioteca de Castilla-La Mancha explica algunos datos técnicos de estas encuadernaciones, lo que facilita su estudio y procedencia. «La técnica decorativa empleada en la encuadernación mudéjar han sido los filetes y el empleo de hierros gofrados en seco y dorados, con un fileteado en diagonal», comenta sobre los hierros empleados que daban como resultado lacerías, trenzados o círculos.
El estilo mudéjar en la encuadernación permaneció más allá del siglo XV, incluso hasta bien entrado el XVI a pesar del avance de las formas renacentistas. El dibujo sobre la piel se completaba también con aplicaciones metálicas como clavos o placas de latón decoradas en relieve cubriendo las esquinas. «Tienen un gran valor artístico desconocido», indica Julia, que para esta publicación ha contado con los fotógrafos Ricardo Martín García, Renata Takkenberg-Krohn y Frederik Takkenberg.
Además de las encuadernaciones de los talleres peninsulares, la Colección Borbón-Lorenzana cuenta, como ha descubierto la autora, con ocho ejemplares de encuadernaciones mudéjares italianas y dos cuyas características señalan su procedencia francesa, ambas impresas en Lyon.