La historia de la perra enferma de rabia, según los resultados de los primeros análisis, que atacó a tres niños en Toledo el pasado 1 de junio sigue aportando nuevos datos que dan un sorprendente giro al caso. En primer lugar, el animal al que se le ha colgado el sambenito de que era de la raza pitbull o tenía mezcla de ésta, una de las consideradas portencialmente peligrosas, no guarda ningún parecido físico, ni siquiera en la fisonomía ni en las hechuras y es posible que fuera una mezcla de galgo y labrador.
Quizá dar con la raza del animal ha sido lo de menos porque lo que más quebraderos de cabeza ha dado a las administraciones y a las autoridades policiales ha sido la búsqueda de los propietarios. En principio, la Delegación del Gobierno informó días después del suceso que se había detenido e imputado al supuesto dueño de la perra, un joven que reside en una caravana en Argés, gracias a las pesquisas policiales. Si bien, poco después se le puso en libertad con cargos por imprudencia temeraria con el resultado de lesiones graves.
Si bien, el caso no acaba aquí, sino a cientos de kilómetros, concretamente en Barcelona, ya que La Tribuna ha podido conocer que la perra enferma pertenecía a una mujer que reside en Cataluña y que se marchó precipitadamente a su tierra poco antes del suceso dejando en Argés al animal al cuidado del imputado. Sin embargo, el animal terminó escapándose en el pantano de Argés y vagó hasta Toledo, donde sucedieron los ataques a tres niños, uno de ellos de mayor gravedad porque provocó el internamiento en la UVIde uno de los pequeños.
Poco después, la Policía Nacional tuvo que abatir a la perra para evitar nuevos episodios y ésta fue trasladada a la perrera a la espera de los correspondientes análisis. Hasta el momento se desconocía quién era el propietario porque aunque la perra disponía del obligado microchip no ofreció información a pesar de que los polícias -tanto nacionales como locales- le pasaron el lector.
Sin embargo, la llamada de una mujer desde Barcelona a la Policía Local al día siguiente para reclamar una perra puso a los agentes sobre la pista, puesto que les indicó a través del teléfono que había dejado al animal a cargo de un chico que vivía en Argés, supuestamente su pareja sentimental, y estaba preocupada porque quería asegurarse de que podría llevarse a su mascota a Barcelona. En ese momento, la Policía Local le pidió que le hiciera una descripción, puesto que su aspecto atigrado ofrecía pocas confusiones, e indagó un poco más para dar con el paradero de la persona que la custodiaba hasta que se escapó.
Además, los agentes volvieron a trasladarse a la perrera para intentar hacer otra lectura del microchip y en esta ocasión sí que apareció que la perra pertenecía a la señora de Barcelona. Y allí también se decretó a los pocos días la alarma sanitaria una vez que los análisis que se efectuaron en el Instituto de Salud Carlos III confirmaban provisionalmente que el animal había contraído la rabia en Marruecos, país en el que estuvo el animal junto a la pareja y a dos perros más -la madre y la hija del animal enfermo- unos días tras ponerle la vacuna antirrábica.
Si bien, los expertos tienen claro que la efectividad de la vacuna en el sistema inmunitario no se alcanza en tan poco tiempo y es necesario un mes para que el animal esté totalmente protegido.
más animales. Hasta ahora la investigación se ha centrado en este cruce de labrador y galgo, al que se ha vinculado con la raza pitbull erróneamente durante días. Pero no se ha dado a conocer que otras dos perras, familia del animal enfermo, también estuvieron unos días en Argés antes de que el joven al que se le adjudicó en principio la propiedad del animal viajase a Barcelona a devolverle las mascotas a su dueña.
De momento, ambos ejemplares se encuentran en una perrera de Barcelona en cuarentena a la espera de conocer si están o no infectados con la rabia, un virus que llevaba décadas erradicado en España.