Vivir a las orillas del Tajo marca carácter, dibuja un paraje y condiciona un estilo de vida. Sobre el gran caudal que fue en su día, y que vivió en primera persona, el toledano Luis Manuel Riaño escribe versos al río de su ciudad. Cerca del Tajo es el nuevo trabajo del escritor y dibujante Luis Manuel Riaño que presentó ayer en la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha.
Rodeado de amigos y familiares, y con un salón de conferencias prácticamente lleno, Riaño descubrió los entresijos de su nuevo trabajo Cerca del Tajo. La publicación entremezcla poesía e ilustraciones. Durante las más de cien páginas de este tomo, Riaño pone en valor el papel del Tajo en la configuración de Toledo y las historias de lo que un día fue y lo que, ahora, «tristemente es».
«En mi libro hablo fundamentalmente de Toledo con poemas y dibujos de la ciudad. No es un poemario ilustrado sino que la poesía y el dibujo se complementan», remarca el autor, que ha desnudado su alma en este trabajo en el que descubre la ciudad y el río, en un pasado y futuro no muy lejano.
Riaño divide su segundo trabajo en dos partes. La primera lleva por título La ciudad y el Río y, principalmente, en ella dedica poemas a la ciudad y los acompaña de dibujos de un corte más clásico. Durante la segunda parte, denominada Cabos Sueltos, su obra se vuelve mucho más personal y se entinta con dibujos de un corte puramente abstracto.
Apenado de que el monumental caudal de ‘su río’ se ha quedado en nada, el escritor asegura que el Tajo configura la ciudad imperial. «El Tajo es la razón de ser de Toledo, ha sido su motor durante mucho tiempo», asevera. «Ahora tenemos un río que pierde la mitad de su caudal y que recoge toda la suciedad de Madrid», explica, entre triste y enfadado, Riaño. Y es que, como bien recuerda el dibujante, tan ligado a la prensa local, el Tajo se ha convertido en un denominado ‘caudal ecológico’, «pero no es así. No pasa un número de hectómetros cúbicos por Toledo, sino que vemos pasar algo de agua y mucha porquería».
A pesar de la ‘mala cara’ que tiene actualmente el Tajo, Riaño habla en sus segundo trabajo de ilusión, de nostalgia y de esperanza en muchas de sus composiciones. «Hay futuro. Se le puede devolver el vigor natural al Tajo. Es una tarea muy difícil pero no es algo imposible», concreta. Aunque Riaño se describa como un maestro jubilado, su faceta de escritor y dibujante no puede dejarse de lado en una presentación como la de ayer. Acompañado de Marina Riaño y Santiago Sastre, el toledano dejó ver su perfil más artístico y reivindicativo.
Pero no sólo fluye el agua por la publicación. El autor también habla del Casco Antiguo y de su creciente despoblación. «Ya nadie pasea por allí», se apena. Resalta que la ciudad se ha convertido en un mapa de barrios dispersos y que el casco se está quedando vacío. «La mayor parte de la población vive a kilómetros del Casco Antiguo, algo que les impide pasear por el mismo. No debemos olvidar que este casco es la verdadera razón que nos define como toledanos», concluye el maestro.
El agua. Ahora que el Ebro parece querer volver a salirse de sus cauces, y con un Tajo seco, parece que nadie recuerda que en su día el río de Toledo también vivió grandes crecidas. «Durante el año 1947 se sintió una avenida tremenda. Ahora que veo las del Ebro me acuerdo de aquellas», se apena el escritor que, aunque no desee estas grandes avenidas para su río, sí quiere que recupere el vigor que necesita. «Hay que recordar que, de todas formas, al Ebro se le ofreció un plan que rechazaron y nosotros hemos tenido que apechugar con el transvase», enfatiza.