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La biblioteca del Polígono abrió ayer las actividades del Día del Libro de este año con una charla coloquio sobre el río Tajo a cargo del profesor universitario y escritor Fernando Martínez Gil, a la que acompañó una muestra fotográfica sobre el río.  La exposición de Martínez Gil, titulada La ciudad y su río, una unidad patrimonial, giró en torno a la concepción de Toledo no como ciudad metida en sus murallas a lo largo de la historia, sino en conexión muy estrecha con el río y con las vegas. Y concluyó que «ahora que la palabra patrimonio está tan de moda, y con razón se habla de la conservación del patrimonio histórico y artístico, uno de los mayores patrimonios, tan importantes como esos para mí, es el río y el entorno ecológico del río, que es el gran olvidado, al que apenas prestamos atención, cuando tenemos que hacerle tanto o más caso que al patrimonio convencional».

El profesor universitario hizo un recorrido de la historia de Toledo y del río Tajo, un viaje literario, documental y con imágenes a lo largo de los siglos, para demostrar esa idea de Toledo y su río sin solución de continuidad. Mostró cómo los distintos planes de ordenación han considerado Toledo, algunos acercándose a su idea, y otra alejándose de ella. Al final, concluyó dando una serie de ideas para «potenciar la unidad patrimonial, el Toledo que yo entiendo, protegiendo, pero potenciando las posibilidades patrimoniales que tienen todos esos elementos que tiene ese conjunto».

Al margen de ideas puntuales para las vegas, sobre todo Vega Baja, Martínez Gil propuso potenciar la idea de conjunto, haciendo del entorno del Tajo y de las Vegas un parque para resaltar los valores patrimoniales, tanto los histórico-artísticos, como los ecológicos y paisajísticos. Existe una propuesta para hacer una inversión de noventa millones en las riveras del Tajo en Toledo por parte de la Confederación Hidrográfica. Pero Martínez Gil es tajante al advertir que «para recuperar el río, lo primero que hay que hacer es limpiarlo, y acabar con el trasvase Tajo-Segura, sin esas dos premisas, es muy difícil». A su juicio, a pesar de actuaciones como el adecentamiento de riveras, todo es inútil si no se limpian las aguas. «Para mí la esencia es que haya voluntad política, que no la ha habido nunca, para recuperar el río, y lo que hay que hacer es limpiarlo, y que tenga caudal suficiente».