La existencia de Unidades Geriátricas representa un cinco por ciento de ahorro para el sistema sanitario y desciende las estancias medias en el quince por ciento. Sin embargo, ante este dato, la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (Semeg) alertó ayer de que sólo un doce por ciento de los hospitales tiene esta prestación. Sin duda, se trata de una realidad que será analizada a partir de hoy en la quinta reunión nacional de este colectivo que se celebrará en Toledo hasta mañana bajo el título ‘Fragilidad: un nuevo paradigma clínico’.
La iniciativa se presentó ayer en la sede del Colegio de Médicos de Toledo con la asistencia del presidente de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica, Juan Florencio Macías; el presidente del Comité Organizador, Francisco José García García; y el presidente de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Envejecimiento y Fragilidad, Leocadio Rodríguez Mañas, quienes estuvieron de acuerdo al afirmar que en estos tiempos en los que hay que racionalizar el gasto «más que nunca es evidente la necesidad de abrir Unidades Geriátricas en todos los centros hospitalarios». Eso sí, afirmaron que en este sentido «Castilla-La Mancha está bien dotada». «Cuando a un paciente mayor le atiende un geriatra se reduce el tiempo de estancia hospitalaria, su funcionalidad al alta es mejor y también la supervivencia», dijo Macías.
«Los geriatras somos los especialistas de las personas mayores y lo que pretendemos es contribuir a que vivan de forma autónoma e independiente más años y con más calidad de vida. Nadie discute en el mundo médico o académico el valor del geriatra y un anciano atendido en un entorno adecuado y especializado, ajustado a sus necesidades, alcanza mejores resultados en términos de salud».
Así, incidieron en que todavía es reducido el número de mayores de 75 años que en nuestro país recibe una atención geriátrica. Una asistencia que, como ha demostrado la evidencia científica, disminuye en un veinte por ciento el riesgo de desarrollar dependencia respecto a la asistencia que se presta en unidades convencionales. Además, evita en un 18 por ciento el deterioro funcional en el momento de alta hospitalaria y favorece que los enfermos puedan regresar antes al domicilio.
estudio. Además, aprovecharán esta cita para dar a conocer un estudio que se ha elaborado para el partido judicial de Toledo y que pone de manifiesto que el sedentarismo contribuye junto con la obesidad a la aparición de la fragilidad, la antesala de la dependencia funcional. Según el mismo, el 8% de la población mayor de 65 años padece fragilidad y el 41 por ciento se encuentra en una fase previa. Así, este factor de riesgo centra hoy el interés de organismos de salud a nivel nacional e internacional y de ahí que esta quinta reunión se dedique a analizar este paradigma clínico.
De acuerdo con este trabajo, una fragilidad extrema aumenta por cuatro el riesgo de mortalidad, por dos el de hospitalización e incluso en estadios menos avanzados induce un empeoramiento de cuadro clínico de los enfermos con independencia de la edad y sexo.
Para finalizar, apuntaron que la discapacidad ha caído en un 24% para la realización de actividades instrumentales como usar el transporte público o llevar los asuntos económicos y un 18% para el desarrollo de acciones cotidianas respecto a lo que sucedía hace quince años.