Abundaban hace unas décadas los linces ibéricos en la finca ‘El castañar’ de Mazarambroz, que se extiende por Los Montes de Toledo a lo largo de cerca de 7.000 hectáreas de bosque mediterráneo. Pero desde hace años, como en el resto de la provincia, se había casi esfumado esta especie endógena: ‘la última fiera de España’, tal y como lo llamó Félix Rodríguez de la Fuente en el programa ‘El hombre y la tierra’, quien advertía ya hace más de 30 años del peligro de extinción. Sin embargo, ayer se corrigió esta consecuencia de los desmanes del ser humano. Un proyecto de reintroducción de estos animales soltó tres ejemplares, dos machos y una hembra, para intentar repoblar la zona con estos felinos que se alimentan principalmente de conejos. Más de un centenar de visitantes, entre ellos un nutrido grupo de agentes medioambientales, asistió a la liberación de las jaulas de estos cuadrúpedos llegados en cautividad de Portugal.
Hacia las 11 de la mañana y con la compañía de un tiempo excelente, uno a uno fueron excarcelados estos ejemplares de lince ibérico -bautizados por los cuidadores como Kentaro, Kan y Kuna- que en segundos se perdieron en el monte ante la mirada fascinada de los presentes, que habían asistido a la primera reintroducción de la especie en la provincia de Toledo, la segunda en la región después de una en Ciudad Real. Por lo tanto, es la zona más al norte del país donde se intenta repoblar esta comunidad de animales.
Se trata de una iniciativa del proyecto ‘Life+Iberlince’, en el que participan la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha o la agrupación ecologista WWF, entre otras organizaciones y administraciones públicas de Andalucía, Extremadura y Murcia, junto con Portugal.
El proyecto prevé la suelta en los próximos días de cinco más, tres hembras y dos machos; de momento, los tres primeros permanecerán durante dos semanas en un cercado con una extensión enorme de dos hectáreas perimetradas por una valla hasta la liberación total -este periodo de adaptación se denomina como ‘suelta blanda’-.
«Se ha considerado un área idónea para soltarlo, en función básicamente de la disponibilidad del alimento, el conejo», aseveró el técnico de la Consejería de Agricultura Carlos Serrano. Precisamente, la falta de estos animales y las muertes intencionadas ejecutadas por el ser humano contribuyeron a la casi desaparición durante las últimas décadas.
«Lo que importa es la población, que sea capaz de estabilizarse, procrear y fijarse en el terreno», subrayó el especialista de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Y aseveró a continuación: «En Los Montes de Toledo hace tiempo que no hay constancia de que haya ejemplares de lince ibérico».
zona de lince ibérico. Sin embargo, Los Montes de Toledo sí fueron una zona histórica de asentamiento del lince ibérico; de hecho, se consideraba uno de los entornos más propicios para esta especie. «Estamos muy orgullosos de que hayan elegido nuestra finca y, además, estamos impresionados de lo profesional y lo bien que lo están haciendo», señaló el dueño de la finca ‘El Castañar’ de Mazarambroz, José María Finat, duque de Pastrana, quien recordó su infancia, cuando se divisaban o había indicios de la presencia de estos animales.
«Nosotros nunca hemos considerado alimañas a los linces porque es un bicho muy bonito y no hace daño. Hemos sentido mucho su falta. Aunque se puede pasar uno años en el campo sin ver ninguno. Yo he tenido la suerte de ver muchos», apuntó el propietario de la finca, quien presenció también la suelta de los animales en ‘El castañar’.
importancia del proyecto. La consejera de Agricultura del Gobierno regional, María Luisa Soriano, protagonizó la suelta de los ejemplares levantando la trampilla para que los animales se incorporaran a la vida en el campo. «Es un hecho histórico esta reintroducción del lince», comentó al respecto a los medios de comunicación. Así, abundó en que se trata de un proyecto «muy importante» tras la desaparición de este felino en la zona.
Soriano detalló que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que aporta cuatro millones de euros cofinanciados con fondos europeos a este plan, tiene acordados con particulares la disposición de una superficie de 32.000 hectáreas, 22.000 en Sierra Morena y 10.000 en Los Montes de Toledo.
En este sentido, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha prevé aumentar el territorio de los acuerdos. «Son animales que tienen un comportamiento muy expansivo y necesitan mucho territorio para que se adapten bien», dijo la responsable regional, quien añadió que se ha facilitado la adaptación de los linces ibéricos liberados en la zona mediante la alimentación para que resulte favorable.