El príncipe Abdulaziz Bin Abdullah Bin Abdulaziz de Arabia Saudita presidió ayer en el Campus Tecnológico de la Fábrica de Armas de la Universidad de Castilla-La Mancha la entrega de los VIII Premios Internacionales de Traducción Rey Abdullah Bin Abdulaziz. Toledo fue escenario de la prestigiosa ceremonia anual que goza de reconocimiento internacional en materia de traducción, al premiar a los mejores en seis categorías.
La Escuela de Traductores, ayer representada por su director, Luis Miguel Pérez Cañada, recibió el Premio de Traducción a la labor de Instituciones y Organismos, dotado con 200.000 dólares, un diploma y una medalla. El director de la escuela integrada en la UCLM quiso dedicar el galardón a Mari Luz Comendador, investigadora y responsables de la biblioteca de este espacio para la cultura y las lenguas.
«El premio más importante al que puede optar un centro de investigación de la lengua árabe es, sin duda, éste», señalaba el responsable de la Escuela de Traductores que vivió su esplendor en los siglos XII y XIII bajo los auspicios del rey Alfonso X El Sabio. El destino de este reconocimiento, añadía Pérez, está encaminado a dar vida a una nueva generación de traductores, además de fomentar el diálogo, dijo, entre la cultura española y la cultura árabe.
Para el director de la escuela, el traductor «es un alquimista que tiene por sustancias las palabras, y es que el oficio de traductor dignifica al ser humano», dijo, para añadir que gracias a la traducción «podemos conocer, respetar y amar a ese otro que nos asusta».
El presidente de Castilla-La Mancha tuvo palabras de agradecimiento a la Casa Real Saudí, a quien trasladó el saludo de Su Majestad el Rey Felipe VI. «En su nombre sea bienvenido», inició su intervención en el salón de actos de lo que antaño fue una fábrica de armas.
Emiliano García-Page subrayó que España «no se entendería sin la presencia árabe», a lo que añadió un sonado «están en casa, es un honor que hoy estén aquí, pues para quererse, primero hay que conocerse».
El presidente regional, tras alabar la historia de la Escuela de Traductores y la trayectoria de la institución en el contexto de la UCLM, apostilló que no hay arma más poderosa que la inteligencia del ser humano. «Hoy la fábrica de armas es fábrica de inteligencia», dijo.
Asimismo, Page recordó ante el príncipe Abdulaziz Bin Abdullah Bin Abdulaziz que Miguel de Cervantes en el capítulo 9 del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha «atribuye esta obra, desde la ficción, a un autor árabe». El responsable del Gobierno autonómico, quien dijo estar emocionado, explicó al infante que su despacho se encuentra en el Palacio de Fuensalida «la mejor representación del mudéjar».
De otro lado, el rector de la UCLM, Miguel Ángel Collado, quien ayer abrió las puertas de la Universidad a la comitiva saudí bajo extremas medidas de seguridad, destacó que la diversidad cultural «es seña de nuestro siglo», para asegurar que no hay mejor escenario que la ciudad de Toledo para celebrar la entrega esta premios.
Por su parte, el príncipe Abdulaziz Bin Abdullah Bin Abdulaziz comentó que estos premios son «una manera más de fomentar el diálogo frente al extremismo y la intolerancia», además de destacar la figura de España como difusora cultural y universal. «Reconocemos el papel de España en la transmisión de la lengua castellana y el árabe», apuntó.
Además del premio a la Escuela de Traductores, el príncipe reconoció a diferentes doctores y académicos en las categorías de Ciencias Naturales, Humanas, Sociales y al esfuerzo individual.
La ceremonia, que en otras ediciones se ha celebrado en París, Berlín o Ginebra, finalizó con una cena de gala en las instalaciones de la UCLM. El menú corrió a cargo del Hotel Ritz de Madrid.