‘El macrobotellón de ITI colapsa la Peraleda con miles de jóvenes’. Era el titular que se leía el año pasado en este periódico sobre la ‘fiesta universitaria’ más conocida de Toledo. Ayer la cosa fue muy distinta. La lluvia, el frío y el día festivo redujeron notablemente la asistencia de público y, por suerte, también las incidencias que se producen en torno a esta tradicional concentración espontánea mal llamada fiesta de la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial (ITI), dado que ni la Universidad ni los alumnos tienen nada que ver con su organización.
Desde la Policía Nacional y desde Protección Civil informaron a La Tribuna que, al cierre de esta edición, no se había producido ningún suceso destacado, ni peleas ni intoxicaciones etílicas derivadas del consumo excesivo de alcohol, a diferencia de lo ocurrido en anteriores ediciones.
Más claros que oscuros en una fiesta que empezó en torno a las once de la mañana con la llegada al recinto ferial de los primeros grupos de jóvenes, de Toledo, de los pueblos de la provincia pero también de otras zonas del país como la Comunidad Valenciana o Madrid.
Muchos de ellos se llevaron mesas y sillas de camping para disfrutar de la jornada, así como barbacoas para preparar la comida y neveras provistas de todo tipo de bebidas alcohólicas y refrescos. Tampoco faltaron las pérgolas y los toldos para protegerse de la lluvia y el frío, que acabaron haciendo mella en el ánimo de los jóvenes.
Fuentes de Protección Civil informaron que a media tarde apenas quedaban algunos grupos dispersos, aunque sus efectivos hicieron guardia durante toda la noche puesto que la fiesta se traslada siempre a los bares y locales de copas tras el macrobotellón y especialmente ayer por el mal tiempo.
El dispositivo policial se estableció en torno a las nueve y media de la mañana prolongándose durante toda la jornada, según explicó a este periódico el inspector de la Policía Local, Antonio Sánchez Palencia.
Uno de los puntos fuertes del dispositivo, concretó, tuvo que ver con la prohibición de acceder a la Peraleda con equipos de música de gran potencia para evitar molestias a los pacientes del Hospital de Parapléjicos y a los vecinos del entorno.
Mientras tanto, los controles de alcoholemia y drogas empezaron a las cinco de la tarde y se prolongaron hasta la madrugada, tanto en la salida de la carretera de la Puebla de Montalbán por parte de la Guardia Civil como en el Puente de Parapléjicos, de los que se encargó la Policía Local. El año pasado fueron más de 500.
Sánchez Palencia informó de que ayer por la tarde ya se había registrado un positivo en drogas, aunque el balance definitivo se conocerá hoy.
El inspector dijo que también estaba previsto realizar controles móviles durante la madrugada, así como inspecciones de aforo y de puertas de emergencia en los locales de copas del Casco histórico, que habían ofrecido numerosas ofertas tras el macrobotellón.
siete toneladas. Además, los operarios de la empresa concesionaria del servicio de limpieza recogerán la basura dejada en la Peraleda, que el año pasado ascendió a 7.240 kilos.