David Magán se ha ganado por derecho propio ser considerado como el atleta del pueblo. En la provincia hay muchos populares, pero pocos están consiguiendo como este deportista pueblano acercarse tanto a los profesionales. A esa elite nacional con la que se mezcló el domingo en el Maratón de Sevilla, valedero como Campeonato de España de los 42 kilómetros y en el que se clasificó como undécimo entre la representación patria.
Todo un éxito que a David Magán no le ha caído del cielo. El atleta del Runners San Miguel, que defendió a orillas del Guadalquivir los colores del CA San Pablo, ha tenido que correr mucho para conseguirlo. Concretamente, completar la distancia de Filípides en sólo 2.23:58 superando alguna que otra adversidad añadida. Y es que el toledano sufrió una caída en los primeros kilómetros que estuvo a punto de dar al traste con su gran estado de forma.
Él mismo recuerda que «en torno al kilómetro 8 noté cómo alguien me daba por detrás y en menos de un segundo me vi en el suelo». Magán admite que «son cosas que pasan en carrera y estoy convencido de que fue sin querer, pero la caída fue brutal y pensé que ahí se acababa todo». Ni mucho menos, puesto que se levantó y reemprendió la marcha, algo contrariado y sabiendo que «faltaban 36 kilómetros y tenía un golpe fuerte, con los dedos dañados».
Lo cierto es que «abandonar» no es una palabra que figure en el vocabulario del maratoniano, quien reconoce que «muy mal tengo que estar para dejar una carrera». Siguió adelante y fue consumiendo los kilómetros encontrándose francamente bien, aunque a partir del 28 decidió que «debía guardarme un poco, porque ya me encontraba solo» y aún quedaba mucho camino. En ningún momento sufrió debilidad y las dudas se despejaron por completo en torno al kilómetro 36, cuando decidió que era hora de ir a por todas hasta la meta para lograr un formidable tiempo de 2.23:58.
Y es que se trata de un registro excelente para el atleta del San Miguel, que en un principio manejaba como su objetivo más ambicioso «estar como mucho en 2.25, considerando que 2.28 ya hubiera sido un tiempazo». Pero desde el inicio se encontró corriendo a un ritmo muy alto, pasando el medio maratón «dos minutos por debajo de lo que esperaba» y no podía dejar escapar ese gran día. Eso sí, con la sensación de que «todavía hubiese podido dar un poquito más si encuentro a alguien como compañía y quién sabe si bajar al 2.22 alto».
No en vano, las magulladuras de la caída son las únicas secuelas que le han quedado a Magán después de Sevilla, ya que «en el viaje de vuelta en coche me encontré bien y al día siguiente no me lo cogí libre en el trabajo». De nuevo, deja brotar su esencia de corredor popular, y durante la semana ya se ha vuelto a calzar las zapatillas para consumir más kilómetros.
Una motivación que no le impide comprender ciertas cosas. La primera, que se encuentra mucho más a gusto «en las tiradas largas», por lo que asegura que no le importaría enfrentarse al reto de «hacer dos maratones en un año». La segunda, que codearse con la elite no es sencillo y asume que para él es aún más complicado moverse en esos grandes registros porque «no tengo facilidades para doblar entrenamientos, por ejemplo», por lo que también debe saborear lo conseguido en Sevilla antes de fijarse la siguiente meta. A buen seguro, eso sí, se dejará ver en distintas populares, tanto de la provincia como de Madrid, probando suerte en medios maratones «sin buscar un tiempo concreto, sólo por disfrutar».
Prudente, David Magán cree que ahora es momento de «valorar este maratón y cómo ha surgido esta marca» en una carrera especial, porque al tratarse de un Campeonato de España «había más competencia y grandes profesionales de varios países». Nombres conocidos como Carles Castillejo o Jesús España, por ejemplo, para los que correr es su profesión. Para el atleta del pueblo es una pasión. La misma que para los centenares de populares que en ‘El Coleta’ tienen el mejor ejemplo de que, con las zapatillas puestas y en la línea de salida, su esfuerzo vale tanto como el de los mejores.