Toledo despide a Ramón Gonzálvez, sacerdote e historiador. Gonzálvez, director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo entre 2005 y 2010, fue uno de los grandes defensores de la protección total de Vega Baja.
Medievalista de renombre internacional e infatigable investigador (su última publicación apareció hace apenas un mes, en la revista Catedral de Toledo, dedicada a «San Ildefonso y otros obispos de la Iglesia visigótica y mozárabe», una de sus principales líneas de investigación), Gonzálvez había sido merecedor de reconocimientos como el Premio de la Real Fundación de Toledo y la Medalla de la Federación de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas (Anabad).
Nacido en Puebla de Alcocer (Badajoz) en 1928, repartió desde temprana edad sus esfuerzos al servicio de la Iglesia con la investigación histórica. Estudió en el Seminario Menor de Toledo, pasando después al Mayor y cursando, entre 1940 y 1952, cinco años de Humanidades, tres de Filosofía y cuatro de Teología.
Ordenado sacerdote en 1952, fue destinado a regir cuatro parroquias rurales en la provincia de Guadalajara. Tres años después, fue enviado a Roma a cursar estudios superiores (1955-1959). En la Universidad Gregoriana obtuvo las licenciaturas en Historia Eclesiástica y en Teología, así como un Máster en Archivística y Paleografía en la Escuela de Archivística y Paleografía del Archivo Secreto Vaticano. Años más tarde obtuvo la licenciatura en Historia Civil en la Universidad de Oviedo (1973-1974), etapa en la que también realizó el curso de doctorado en la Universidad Complutense. Veinte años después, defendió su tesis doctoral en esta misma universidad.
Fue profesor en el Colegio de Carmelitas de Toledo y en el Seminario Mayor (1964-1968), enseñando Historia de la Iglesia en el Instituto Teológico San Ildefonso durante treinta años (1968-1998), así como en el Colegio Universitario de Toledo (1974-1977) y en el Bienio Teológico (2003-2008). Como archivero de la Catedral de Toledo, actividad en la que guió y aconsejó a centenares de investigadores, fue beneficiado auxiliar (1974-1976) y después canónigo archivero mayor y bibliotecario, asumiendo esta tarea en 1976 y desempeñándola durante casi treinta años, hasta 2003.
Consejero del Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos durante sus cincuenta años de existencia, hasta su desaparición en 2014, Gonzálvez era miembro fundador de la Asociación de Archiveros Eclesiásticos de España (1971) y vocal de la junta nacional de la Asociación de Archiveros de la Iglesia de España (1984). En 1976 fue nombrado director del Departamento de Historia del Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de San Eugenio de Toledo.
Miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo desde 1972, era asimismo correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid (1988), de la Reial Academia Catalana de Belles Arts de San Jordi, de Barcelona (1990), de la Real Academia de Córdoba (2008), y miembro del Instituto de Estudios Madrileños (2009). La Real Academia toledana publicó en su honor Saber y entender. Homenaje a Ramón Gonzálvez Ruiz, en dos volúmenes que fueron presentados en 2014.
Era titular en esta institución de la Medalla número IX desde el año 1970. Curiosamente, sus tres antecesores fueron también sacerdotes y hombres de letras: José María Campoy García (†1934), Ricardo Sánchez Hidalgo (†1945) y Casimiro Sánchez Aliseda (†1960).
Como investigador, sus principales líneas de trabajo fueron la catalogación de códices, historia de la imprenta incunable toledana, liturgia hispanomozárabe, la Biblia de San Luis y la historia medieval de la iglesia de Toledo. Autor de más de una decena de libros y más de 150 artículos en revistas y congresos internacionales, de todos sus trabajos es posible destacar Hombres y Libros de Toledo (1100-1300), publicado en 1997 por la Fundación Areces, y La Biblia de San Luis, edición crítica del facsímil en tres volúmenes publicado por Moleiro en 2003-2004. Asimismo, es posible mencionar sus Estudios sobre la Imprenta Incunable Toledana (Antonio Pareja, 2013). A sus muchas investigaciones sería posible añadir la organización y comisariado de la exposición Piedras vivas, celebrada en la Catedral de Toledo en 1992. En 2010 coordinó el libro La Catedral Primada de Toledo, Dieciocho siglos de Historia, publicado en 2010 por La Tribuna.