La colección de vexilia del Museo del Ejército engloba no sólo banderas, sino también banderines, estandartes, guiones y pendones, piezas que superan los 2.500 fondos y que, «como es obligación» de la entidad, «deben conservarse». Este principio, pronunciado por el general director del Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra, es «difícil de cumplir sólo con nuestros recursos, que no son muchos».
De ahí que agradeciera el patrocinio de la Fundación del Banco Santander en la labor -iniciada en 2013- destinada a restituir un total de 14 banderas. Tejidos que, apreció Enrique Bohigas, exhiben «el heroísmo que hay alrededor de cada una de ellas a las futuras generaciones» siendo, reiteró, este fondo «posiblemente el que más sentimientos despierta».
Así, el convenio de colaboración rubricado entre ambas fundaciones se ha saldado, por el momento, con la restauración de un importante conjunto de enseñas -integradas en el llamado programa de rotación de banderas- de distintas unidades y características.
La Fundación Banco Santander restaura 14 banderas desde 2013 - Foto: Yolanda LanchaEn este sentido, no ocultó el presidente de la Fundación del Banco Santander su «orgullo» de contribuir «con la restauración de diez banderas más» -en los años 2017 y 2018- a la conservación de «banderas que tienen una historia apasionante» y que forman parte «del legado histórico» de este país. De hecho, y deseando al Museo «muchos éxitos con especial orgullo de ser español y caballero legionario», Antonio Escámez destacó la restauración realizada en «la bandera del Regimiento de Cazadores de Alcántara número 14», por «la especial emotividad del evento que representa, ya que esta unidad fue condecorada con la Cruz Laureada de San Fernando».
Por su parte, la conservadora y jefa del departamento de Uniformidad y Simbología del Museo tuvo a bien explicar que las labores de mejora se han efectuado, en estos últimos dos años, sobre «la bandera de un Tercio de Infantería Española del siglo XVII; la bandera carlista de la Seo de Urgel; la bandera rojigualda del Primer Batallón del Regimiento de Infantería de Línea Bailén número 24; y dos reproducciones del pendón de Carlos V y el estandarte de Felipe II». De la misma forma, citó que en este 2018 las piezas «han sido una bandera coronela, dos banderas sencillas, un banderín de las Brigadas Internacionales y un estandarte de caballería».
Sobre los procesos de restauración efectuados, señaló Beatriz Jiménez que consta de «una limpieza mecánica y acuosa o química -dependiendo de la pieza-, de la eliminación de las intervenciones antiguas y, por último, de la subsanación de deformaciones alineando las fibras con la aplicación de vapor». No en vano, señaló que «son piezas de seda, que es un material muy sensible, que han estado expuestas en altura», lo que ha propiciado «desgarros, abrasiones y tensiones» debidos al peso de la propia telas y, claro está, a su utilización en desfiles y batallas. Porque «aunque este es su fin original», su adecuado estado de conservación requiere que luzcan «estables y perfectas», para lo que se ha confeccionado «un nuevo soporte y una nueva caja de almacenamiento».