Antonio Zárate

Tribuna de opinión

Antonio Zárate


Más sobre las Tenerías de Toledo, ‘un patrimonio oculto’

08/05/2024

El 11 de julio de 2008 una Resolución de la Dirección General de Patrimonio y Museos, de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha, incoaba expediente para declarar bien de interés cultural (BIC), como monumento, el «Conjunto de los baños y tenerías de San Sebastián», en Toledo (BOE, 215 de 05/09/2008). En aquella Resolución se hacía expresa referencia a las parcelas ocupadas por estos bienes y se delimitaba un amplio entorno de protección. En la descripción, se informaba de la importancia patrimonial de los bienes objetos de declaración, afirmándose que las tenerías de la calle Molinos de San Sebastián, nº 4, de Toledo, junto al río Tajo y debajo de los Baños de Yuso, «eran una de las tenerías más antiguas, completas y mejor conservadas de España, cuyo origen se remonta a principios del siglo XII, estimándose su funcionamiento hasta bien adentrado el siglo XVIII». Allí mismo se decía: «este conjunto de arquitectura industrial ofrece la particularidad de poder contar con las evidencias de las diferentes fases del proceso del curtido y tinte de las pieles», todo ello sobre «una superficie rectangular de 800 m², a cielo abierto, documentándose un total de 54 noques o cubetas de piedra, 18 tinas de cerámica, varios hornos, pasillos interiores y canalizaciones, y el agua para teñido de pieles procedía de varios manantiales naturales situados bajo los Baños de Yuso». 
Aquella Resolución reconocía así el significado monumental de la tenerías de Toledo, de ahí la sorpresa de que su proceso de declaración, con los baños de San Sebastián, como BIC no haya culminado y de que se haya propuesto un Plan Especial de Reforma Interior de Mejora para la edificación de viviendas en el yacimiento. El proceso de declaración de BIC sigue paralizado y la Consejería de Cultura continua sin responder a las solicitudes formuladas al respecto por la plataforma 'Toledo, Sociedad Patrimonio y Cultura', conforme a lo previsto en la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha de 2013 para su declaración como BIC, siempre en los términos recogidos por la Dirección General de Patrimonio y Museos del 11 de julio de 2008.
Ahora bien, si el silencio de la Consejería de Cultura es llamativo por su aparente dejadez en la conservación de estos bienes, también lo es el del Ayuntamiento, más cuando se ha presentado un proyecto de construcción sobre las tenerías, puesto que estamos ante el riesgo de ocultación del único resto material de la actividad industrial que tuvo la ciudad durante siglos y sobre todo en el XVI. En la actualidad, resulta difícil entender que Toledo haya sido un centro industrial, con una relevante actividad en la fabricación de productos de consumo para un mercado interno importante por su volumen de población y la demanda suntuaria de la Corte y de la Iglesia, y también para la exportación; pensemos en la fama del acero toledano y de sus bonetes en toda la Europa del XVI. Batanes, tenerías, tintes, forjas, cuchillerías se ubicaban al sur de la ciudad, en los barrios de Curtidores y Tintoreros, separados por la huerta de la Alcurnia, junto al río, por la necesidad del agua y de la energía producida por ella, lo mismo que los molinos. Recordemos a Luis Hurtado de Toledo cuando en 1576, en las 'Relaciones Histórico-Geográfico-Estadísticos de los Pueblos de España', decía: «Avía antiguamente en este pueblo en el trato de la bonetería tanta cantidad de maestros y oficiales, que se hallaron al recebimyento de la entrada de Carlos Quinto un esquadrón de tres mill y quinientos de solo este oficio». Y más adelante escribía: «Lábranse en este pueblo muy buenos sombreros, rejas de ventanas, frenos y cosas de cerragería, espadas y buenos cuchillos, con sus guarniciones de mulas y caballos y talabartes, ay mucha copia de sastres, y inventores y cortesanos, y el calçado, aunque con mucha carestía por traer de acarreo la colambre para ello». Los baños árabes, la clepsidra de Azarquiel y las tenerías aprovechaban también los manantiales de la ladera.
Respecto al pasado industrial de Toledo habría también que recordar como el protagonismo de la ciudad en el movimiento comunero contra Carlos V guardó relación con el miedo del patriciado y artesanos a la competencia de los productos fabricados en Flandes, y al aumento de impuestos que perjudicaría sus negocios y que ya se produjo con la regencia de Adriano de Utrecht. En la revuelta participaron regidores, magistrados y sectores de la iglesia, pero también oficios de la industria, lo mismo que en Segovia, Cuenca y Guadalajara. Las tenerías, ahora amenazadas por un Plan Especial de Reforma Interior de Mejora y la construcción de viviendas, son la única prueba material de aquella historia y de la industria en la zona hasta el siglo XVIII. Éstas y las anteriores razones, contempladas por la Resolución de la Dirección General de Patrimonio y Museos, explican porque no pueden quedar ocultas las tenerías a la memoria de los toledanos y de los visitantes que quieran conocer más de lo resumido en un rápido paseo de un día o de medio día por el itinerario turístico habilitado al efecto, y bajo la obsesión del 'selfi' como principal objeto de interés cultural.
Y a lo anterior, se añaden los valores paisajísticos de la zona, tanto de carácter natural, por estar dentro del dominio hidráulico del río, en pleno torno del Tajo, como cultural, junto a la muralla protegida como monumento por el Estado en 1921, los baños árabes de Yuso y de Suso, los molinos del río y las torres albarranas del recinto exterior defensivo. Todo eso se halla protegido por la calificación de Toledo como 'Conjunto Monumental' por el Estado de 1940 y como 'Ciudad Patrimonio de la Humanidad' por la UNESCO en 1986. Y esos valores paisajísticos, a los que se añade el recuerdo de la huerta histórica de la Alcurnia, justificaron asimismo un planeamiento desde la Dirección General de Arquitectura a través del Plan General de Ordenación Urbana de 1943, apenas aplicado, que hizo posible el trazado de la ronda sur de circunvalación (Carreras de San Sebastián) y una estrategia para sanear los rodaderos y eliminar construcciones en el barrio de Tenerías. Entre sus resultados figuró el derribo en 1958 de la fábrica termoeléctrica que se había construido en 1897 para completar la electricidad que proporcionaban a Toledo otras centrales que aprovechaban los viejos molinos del Tajo.
Como consecuencia de aquella labor, se limpiaron los rodaderos y se eliminaron las construcciones de ínfima calidad próximas al río, algunas de autoconstrucción con materiales de derribo del Alcázar tras la Guerra Civil, y muy afectadas por las inundaciones del Tajo antes de su regulación por los embalses de cabecera. De ese modo, el barrio de Tenerías dejaba de existir, reducido a las escasas parcelas ocupadas por viviendas que han llegado a nosotros. Por todo eso y por razones legales de protección de paisaje y de carácter medioambiental, carecería de sentido aprobar la construcción de viviendas sobre los restos de las tenerías. Hoy todo ese frente sur de la ciudad es un espacio renaturalizado que permite su contemplación desde el Valle, en la orilla izquierda del río, sin obstáculo alguno; es un 'Paisaje Cultural', según la definición de la UNESCO en 1992, «el resultado de la interacción en el tiempo de las personas y el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido y valorado por sus cualidades culturales, producto de un proceso y soporte de la identidad de una comunidad». 
En ese espacio se identifican hitos singulares: molinos del río, luego convertidos en fábricas de luz, torres albarranas, el arenal ocupado antes por la huerta de la Alcurnia, y los baños árabes en el barrio de Curtidores o Tenerías, que perdura en la toponimia y se reconoce en la vista adjunta de la ciudad de Joris Hoefnagel, de 1598, para el atlas de ciudades del mundo, dirigido por Georg Brun, con el título "Civitates Orbis Terrarum", publicado en 6 volúmenes a partir de 1572. En esa vista, como en otra anterior del mismo autor, el barrio de Tenerías aparece como elemento identitario del paisaje, tan característico como las tenerías o curtidurías de Fez, de obligada visita en esa ciudad marroquí y que proporcionan la imagen de lo que en tiempos encontraríamos en Toledo.
Teniendo en cuenta lo dicho, nada debería ser obstáculo para culminar el proceso de  calificación de los baños árabes y las tenerías, iniciado en 2008, como bien de interés cultural (BIC) con la categoría de monumento. Serviría para enriquecer el patrimonio de nuestra ciudad y mejorar sus valores medioambientales. No hay, pues, justificación para un nuevo edificio de viviendas sobre los noques en piedra para el teñido de las pieles. Sólo hay que quitar la maleza que los cubre, ordenar el yacimiento, explicarlo y armonizarlo con los inmediatos baños árabes y la posible clepsidra, desde luego, sin olvidar la indemnización o compensación a la propiedad de la parcela en otro lugar. La declaración de BIC permitiría mejorar ambientalmente la zona y sacar a la luz un patrimonio oculto con capacidad de símbolo, pues Toledo, que fue 'imperial' y es 'cabeza de la Iglesia', también fue centro industrial en el siglo XVI. La Consejería de Cultura y el Ayuntamiento tienen ahora la palabra.