Toledanos de cine (IX)

José García Cano
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Santiago Camarasa Martín (Toledo, 15 de mayo de 1895) periodista, profesor, impresor, industrial y empresario

Toledanos de cine (IX)

Comenzamos esta novena entrega con toledanos que también podemos denominarles 'de cine', porque se dedicaron al antaño arriesgado negocio del cine y las proyecciones, y gracias a los cuales, nuestros bisabuelos y abuelos pudieron disfrutar del maravilloso mundo del cine que estaba apenas empezando a ser conocido. Comenzamos con Santiago Camarasa Martín (Toledo, 15 de mayo de 1895) un toledano nacido en la calle Nuñez de Arce (entonces calle del Correo) que seguro es conocido por muchos lectores debido a las múltiples facetas que desarrolló durante su vida, no solo como periodista fundador de la revista Castilla o director de otra revista titulada Toledo. Revista de Arte, sino también como profesor, impresor, industrial y empresario. Sería en 1913 cuando Santiago Camarasa reformara el local que había ocupado un cine anterior conocido como Coliseo Moderno, en la toledana cuesta del Águila, para transformarlo en lo que él llamó Cinema Pum. Este curioso nombre provenía de la marca de caramelos que el propio Camarasa producía en su negocio familiar de la citada calle Nuñez de Arce, 12 (que luego sería el obrador de Mazapanes Barroso y donde también envasaban los Camarasa el café Toledo) aunque el propio Camarasa cambió el nombre de esta sala Pum, por el de Cinematógrafo Imperial y Proyecciones, y posteriormente como Cine Toledo. Ya en 1925 nuestro inquieto empresario, inaugura un nuevo local que había modernizado completamente ampliando a su vez los asientos del mismo hasta llegar a las 1.100 butacas y donde incluyó un foso de orquesta para reproducir las piezas necesarias para las películas mudas de la época. El periódico El Castellano de 1925, nos relata cómo se inauguró el Cine Toledo el sábado 10 de enero de aquel año, a las 18:30 horas, con la proyección de El rey niño (Jean Jemm, 1923) contando con la asistencia del gobernador militar, coroneles de la Academia de Infantería, el señor Deán, personalidades municipales y otras tantas personas "de todas clases sociales" y cuyas dependencias como, salón, escenario y vestíbulos, fueron del agrado de todos por su sobriedad y belleza. Este Cine Toledo quizá sea más conocido para algunos toledanos con otro de los nombres que tuvo, es decir, el Cine Imperio, que pervivió abierto hasta el año 1992 y que durante algunos años también se denominó el Cine de los Flechas, llamado así porque la gestión del mismo corrió a cargo de Falange, inaugurándose como tal el 28 de diciembre de 1936, con la banda de música de Falange que interpretó los himnos alemán y el de la Legión. Por cierto, el 19 de septiembre de 1938, el Cine Imperio proyectó el primer número del famoso Noticiario español que luego sería el famoso No-Do y el 20 de diciembre de 1940 acogió el estreno en Toledo de la entonces aclamada película Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940), a cuyo pase acudieron varios defensores del Alcázar y multitud de toledanos y autoridades que tenían tan reciente este episodio ocurrido en 1936.

Pero debemos también recodar la amplia labor literaria y periodística de Camarasa, el cual estuvo inmerso en diferentes proyectos en los que también dejó huella de su carácter, de su tenacidad y de su ímpetu personal. De hecho, ya a los 17 años fundó el semanario Patria Chica, en el que se identificó a Camarasa con un apoyo claro al maurismo de la época. También fue corresponsal de ABC y fundaría otro seminario denominado El Zoco, semanario independiente, cuyo primer número se publicó el 6 de enero de 1923. Tras su marcha a Madrid en 1931, continuaría desarrollando esa inquietud periodística que le acompañó durante toda su vida. Camarasa fallecería en Madrid en 1957, dejando siete hijos, habidos de su matrimonio con Antolina Alonso Barajas.

El segundo de los toledanos protagonista de esta entrega, es Maximino Guerrero Díaz de Santos, quien nació en Guadamur en 1869, hijo de Santiago Guerrero y de Juana Díaz de Santos. En el año 1905 compraría un local en Toledo, en la calle Sinagoga, junto a la catedral primada, para abrir allí un negocio de comidas, que iría transformando en otros negocios, como billares y finalmente en cine y teatro en el año 1917, al que bautizó como Teatro Moderno. Este cine toledano tuvo que cerrar y ser derribado a finales de  1929 ya que con la llegada del cine sonoro, el local no disponía de los medios necesarios y por ello su dueño (conocido en Toledo como el "tío Maxi") tuvo que volverlo a levantar y adaptarlo a los nuevos tiempos, hasta que el 31 de enero de 1932 abría sus puertas el Cine Moderno, estrenándose con la película norteamericana Kismet (John F. Dillon, 1930), convirtiéndolo en uno de los cines de referencia de Toledo capital, contando con una capacidad de 1.100 localidades. Maximino vivió en la calle Hombre de Palo y se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Toledo su expediente de ingreso en la cárcel provincial, ya que sus marcadas ideas republicanas nunca las ocultó y de hecho estuvo afiliado al partido Acción Republicana, fundado por Manuel Azaña en 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera. El propio Maximino cedió en diversas ocasiones el Cine Moderno para celebrar diversos actos políticos de la izquierda republicana. Como curiosidad, en 1935 colaboró con los presos de Asturias realizando una proyección benéfica a su favor. El Cine Moderno cerraría momentáneamente sus puertas durante el verano de 1936 a consecuencia de la Guerra Civil, momento en el que nuestro protagonista tuvo que abandonar Toledo, razón por la que meses después la gestora municipal que había nombrado la autoridad militar del momento, ordenó la confiscación del cine, primero porque su dueño estaba huido y segundo para compensar con la taquilla del local la pérdida de ingresos que anteriormente provenían del Teatro de Rojas, el cual no podía utilizarse al haber quedado gravemente afectado a consecuencia de la guerra; de hecho según palabras del alcalde de Toledo en el año 1937, gracias a los ingresos producidos por la taquilla de las primeras sesiones del Cine Moderno, se pudieron pagar a los funcionarios municipales sus nóminas, hecho que demuestra una vez más, como el cine de una forma u otra ha ayudado a tantas y tantas personas a lo largo de la historia. 

Toledanos de cine (IX)
Toledanos de cine (IX) - Foto: Usuario
Maximino Guerrero finalmente sería detenido en abril de 1939, siendo trasladado a la cárcel de Ocaña, señalándose en el informe que su profesión era la de "industrial cinematográfico". En ese mismo informe podemos leer que salió en libertad por orden del juez militar de Toledo, el 29 de noviembre de 1941, fijándose su residencia en La Puebla de Montalbán. Afortunadamente en 1945 conseguiría la absolución que le concedió el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas, precisamente el mismo año que la gestión del cine Moderno estaba ya en manos privadas, distintas a las del tío Maxi y sin el control municipal de sus proyecciones. Vaya hoy nuestro homenaje tanto a Camarasa como a Maximino Guerrero y a todos los empresarios cinematográficos que han recorrido nuestra provincia acercando la gran pantalla a todo el público, a pesar de los acontecimientos, las guerras y las dificultades.