Editorial

Políticas a largo plazo para afrontar el futuro laboral con más garantías

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No son malas las previsiones de la Comisión Europea para España en materia económica. Sitúa la economía española en el primer puesto de crecimiento de los países de la zona euro, progresando un 2,1 por ciento, frente al 0,9% que lo hará Italia, al 0,7 que lo puede hacer Francia, o el 0,1% previsto para Alemania. Una noticia que llega de manera simultánea a la expansión del PIB en la eurozona entre enero y marzo de este año, dejando atrás la recesión técnica marcando un punto y aparte tras un prolongado periodo de estancamiento económico que tuvo su comienzo en la recta final de 2022.

Será la demanda interna y la evolución del mercado de trabajo las variables que impulsen el crecimiento de la economía español, según estas previsiones. Así, la creación de empleo y el uso gradual del ahorro de las familias seguirán apoyando el consumo privado, a la vez que crecerán las inversiones gracias al despliegue del plan de recuperación, con unas condiciones financieras en la senda de la mejoría.

Sin embargo, en el ámbito laboral, y a pesar de haber logrado un crecimiento del 3,2% durante el pasado ejercicio, se vuelve a advertir que se va a ir moderando en los próximos años, y aunque la tasa de paro se reducirá hasta el 11,6% este año, y hasta el 11,1% en el año 2025, lo que confirmaría una sucesión de récords en creación de puestos de trabajo, España va a seguir manteniendo una tasa alta, la más elevada de los veinte países del euro, donde la media de los últimos meses ronda el 6,5%. España sigue casi duplicando este nivel.

Por lo tanto, no caben solo triunfalismos en materia económica a pesar de las previsiones, sobre todo si se presta atención al desempleo juvenil, que mantiene también a España como el país con los peores datos de empleo del club comunitario. Así, hay una necesidad de mejorar las condiciones del empleo juvenil, donde existe una precariedad que también está lastrando otras variables económicas, como la emancipación. Pensar a largo plazo, aumentando la inversión en educación y dar más importancia a la orientación de las futuras generaciones, aderezado con políticas macroeconómicas favorables al empleo juvenil, son algunos de los de los hitos que hay que afrontar de manera inmediata, así como promover la cultura del emprendimiento y fomentar la especialización como herramienta de competitividad de los jóvenes españoles en un escenario cada vez más global. 

Poco de esto hay en la agenda del gobierno, más preocupado por sacar pecho con unas previsiones que no se sabe si se van a cumplir, o algún bandazo en la compleja situación geoestratégica mundial, puede desmoronar todo de la noche a la mañana.